Calificación: 6/10
Hace un tiempo me propuse, en un
arranque de nostalgia, despedirme de la veintena volviendo a leer sagas de
aventuras que recordaba haber leído en mi infancia.
De ellas, la más antigua es sin
duda, Los Cinco de Enid Blyton. No solo me refiero a su fecha de publicación
(empezaron a publicarse en los años cuarenta), sino a que probablemente fueron
unos de los primeros libros de aventuras de una cierta complejidad que leí en
toda mi vida. Lo máximo que recuerdo es que mi madre me los leía por las noches
cuando me iba a dormir. No recuerdo mi edad, quizá tendría unos 6 u 8 años.
La colección cuenta con 21 libros. De
ellos, en mi casa solo teníamos 10 y dudo mucho que mi madre llegara a leerme
todos. En esta relectura tampoco me he leído los 21, solo los 10 primeros (para
algunos tuve que acudir a la biblioteca), ya que leerse tantos seguidos de
golpe se hace pesado y cansino, estaba deseando variar y ponerme con otra
historia distinta. Ya me leeré los restantes en otro momento porque sí me gusta
terminar lo que empiezo.
Lógicamente, han pasado tantísimos
años que no recordaba absolutamente nada. No me sonaba nada de lo que leía ni
veía venir lo que iba a ocurrir.
Lo único que me sonaba de toda la
saga era una escena en la que tienen a alguno de los niños raptados y logra
hacer entender que está en problemas por la forma en la que redacta la carta.
Ni siquiera sabía a cuál de los libros pertenecía eso y me sorprendió
encontrármelo ya en el primero.
Aunque se nota que son libros
dirigidos a un público infantil no se sienten demasiado infantiles, solo un
poco ingenuos. Evidentemente, los niños protagonistas son demasiado
inteligentes, espabilados y maduros para ser niños. A pesar de que se leen con
mucha facilidad he tardado más en terminarlos de lo que pensaba, una media de
tres días por libro (rara vez puedo sacar más de una hora para leer al día).
Me llamó muchísimo la atención que
aparezca un personaje transgénero teniendo en cuenta que son libros escritos en
los años 40. Aunque, evidentemente, esta palabra no es empleada en el libro, sí
me llama la atención que en aquella época la autora creara a un personaje que
odia ser una niña y quiere que la traten como un niño: Jorgina, quien prefiere se
la llame Jorge. Aun así, los pronombres para dirigirse a ella son femeninos y
el enfoque es bastante equivocado y machista. Las niñas son, durante la saga,
asociadas con la debilidad, el llanto, las muñecas y las charlas frívolas.
Hubiera estado bien que el deseo de Jorge de ser un chico no enmascarara tanto
odio a las chicas.
Además, cuando quieren hacerle un
cumplido, le hacen ver que se ha comportado como un chico (fuerte, valiente,
sin llorar, empleando fuerza física), lo que sin duda contribuye a afianzar perjudiciales
estereotipos. Por ello, me pregunto cuáles eran las verdaderas intenciones de
la autora tras la creación de un personaje como Jorge.
De todos los que he leído, sin duda
me quedo con el primero. Es en el que nos presentan a los personajes, en el que
los tres hermanos (Julián, Dick y Ana) conocen a su prima Jorge y su perro Tim
y esta les lleva por primera vez a su isla. Empiezas a conocer sus
personalidades y ves cómo se hacen amigos. Cada libro de forma aislada está
bien, pero según avanzas con los demás empiezan a hacerse bastante monótonos y repetitivos.
El segundo también está bastante
bien. Había algo en él que me resultaba familiar, más que el primero, por lo
que deduzco que ese también lo leí de pequeña. En lugar de desarrollarse
durante las vacaciones de verano como la gran mayoría, tiene lugar en Navidad, durante
la cual, a pesar de estar en vacaciones, se les asigna un profesor particular
que les dé clases a los niños mientras ellos tratan de descubrir unos pasadizos
secretos en la granja Kirrin. He de decir que era un poco previsible (como la
mayoría). Sospeché de cierto personaje desde el principio.
El tercero me gustó un poco menos, ya
que no fue muy emocionante. Los Stick, una pareja con un hijo que queda a cargo
de atender a los niños en ausencia de los padres de Jorge, eran realmente odiosos,
y yo disfrutaba leyendo la firmeza y seguridad con la que Julián se enfrentaba
a ellos. Para mí fue el libro en el que verdaderamente empezó a destacar como líder.
Esta trama no me resultaba familiar, por lo que desconozco si lo había leído
antes.
El cuarto es algo mejor que el tercero,
por ser más misterioso y emocionante. Por el título era el que más me sonaba,
pero la trama no me resultaba familiar. Tras un accidente ocurrido en casa de
Jorge, los niños son acogidos por un conocido de su padre, quien tiene un
travieso hijo que no dudará en involucrarlos en líos a escondidas de su
estricto y temible padre y del mayordomo. Una noche descubrirán unas señales de
luz sospechosas que alguien parece estar haciendo desde su mismo edificio para
guiar unos barcos de contrabando.
El quinto lo tuve que coger en la
biblioteca. La edición era feísima, con dibujos muy infantiles y portadas de
colores chillones, nada tan conservador y discreto como las ediciones que
teníamos en mi casa. No me interesaba el tema del circo, pero estuvo
entretenido, aunque quizá menos misterioso o emocionante. Me cayeron bien Nobby
y Pongo a pesar de que me cuesta aceptar a personajes nuevos. Jorge parecía
demasiado cambiada, extrañamente sociable. Con mucha frecuencia es
verdaderamente borde con Ana, quién también pareció sufrir un cambio en su
personalidad habiéndose convertido en alguien nada aventurera. Me molesta que
la infravaloren constantemente, aunque ella me parece el personaje más realista
por no ser tan valiente como el resto.
El sexto me gustó más que los anteriores,
tenía algo más de emoción. No estoy segura de haberlo leído, pero el tema de la
torre en la isla y los pasadizos bajo el mar me resultaban leve y vagamente
familiares. Desconfié desde el primer momento de los nuevos personajes, y me
extrañó que esta vez fuera Dick y no Jorge el prudente a la hora de contar sus
cosas (aunque siempre acaba siendo Jorge la de la buena intuición).
No tengo apenas notas sobre el
resto. Me estaban empezando a aburrir y estaba deseando llegar a la mitad de la
saga para tomarme un descanso. Cada vez eran menos emocionantes y más
simplones, sin mucho encanto.
En conclusión, es una saga que, si
bien está más dirigida a los niños, la pueden leer adultos perfectamente ya que
no se siente demasiado infantil. Los misterios y aventuras resultan bien trabajados
y con suficiente complejidad hasta que llevas leídos tantos libros tan
parecidos. Por ello, es mejor no empanzonarse leyéndose toda la saga de golpe,
porque adolece de poca innovación de unos a otros.