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domingo, 27 de febrero de 2022

Opinión sobre la película "Muerte en el Nilo" (2022)

Calificación: 7’5/10.

El miércoles pasado, un día después de haberme terminado el libro, fui a ver al cine la nueva adaptación de Muerte en el Nilo, dirigida por Kenneth Branagh.

Dado que tanto dicho libro como la película de 2017 de Asesinato en el Orient Express dirigida también por Branagh me habían gustado mucho, iba con bastantes expectativas y ganas. Pero lo cierto es que admito que me he llevado un chasco.

Yo estaba segura de que era altamente conveniente leerme el libro antes de ver la película pero ciertamente esto ha jugado en mi contra. Como se suele decir, las comparaciones son odiosas. Yo entiendo que en una película de algo menos de dos horas no se puede meter el material de seis horas de libro y que esto obliga a hacer ciertos cambios y modificaciones, pero eso no es excusa para tomarse tantas licencias y desbaratar la trama por completo. Puede haber cambios que resulten necesarios, pero hay otros que no tienen el más mínimo motivo de ser o sentido y que realmente no pueden ser justificados.

Estas modificaciones son de muchas clases distintas, que voy a mencionar a continuación:

-No se respeta la apariencia física de los personajes. Ya no es solo, por ejemplo, que Linnet no sea rubia o Jacqueline no tenga la abundante y rizada cabellera negra que se describe en los libros, sino que actualmente hay una fijación excesiva por representar a todas las razas sin venir a cuento. Me parece importante y estupendo que en nuevas historias se apueste por la inclusividad, pero que dejen a personajes que ya existen con la apariencia con la que fueron escritos en origen. En este caso, Rosalie y Salome Otterbourne de repente pasan a ser mujeres negras o Pennington indio —sí, indio, ni siquiera egipcio como sería más lógico, veo que a los encargados del reparto les da igual la nacionalidad mientras el color de piel dé el pego—. Esto no solo falta a la verdad de la historia original, sino también a la verdad de su tiempo, pues —desafortunadamente— no resulta realista que personas de dichas razas ostentaran una posición social tan destacada y acomodada en aquella época, nos guste o no.

-Puedo llegar a tolerar el cambio de apariencia física, pero desde luego no puedo entender el cambio de personalidad, parentesco o rol que también sufren. SPOILERS: La mayor gracia de Salome Otterbourne es que era una escritora especializada en erotismo y sexualidad que estaba un poco ida de la olla, cuyo oscuro secreto es que tenía un problema de alcoholismo. Ahora de repente se convierte en una cantante de Blues perfectamente cuerda que también constituye un inventado interés amoroso para Poirot. ¿Disculpa? Miss Van Schyler, por su parte, pasa de ser una arrogante y soberbia ricachona obsesionada con la clase social que maltrata a una de sus dos asistentas a ser una vivaracha mujer de ideas anticapitalistas que mantiene una relación amorosa lésbica secreta con su única asistenta —algo que tampoco encaja con la época en la que se desarrolla—. 

-Se suprimen muchos personajes y otros se mezclan dando como resultado unos nuevos. Por ejemplo, no tiene sentido que en esta película también aparezca el —por otra parte encantador— Bouc, y además le inventan una madre que le acompaña en el viaje. Vemos aquí una reminiscencia de los personajes a los que están sustituyendo: los Allerton (Tim y su madre), aunque mientras que Bouc es un tipo vivaracho y risueño y su madre no tiene en mucha estima a Poirot, en el caso de los Allerton era justamente al revés: Tim tenía atravesado al pobre Poirot mientras que su madre mantenía una relación muy cordial con él. Del mismo modo, han mezclado a la soberbia ricachona Van Schuyler con el amargado comunista Ferguson dando como resultado a una ricachona anticapitalista, cosa de por sí cuanto menos paradójica e inexplicable. Por su parte, Windlesham, el ex de Linnet —que en el libro no tiene la más mínima importancia—, se mezcla con el doctor Bessner para dar como resultado un doctor supuestamente “con más miga” por haber sido novio de Linnet.

-Se sacan de la manga un erotismo y sensualidad en las interacciones de Simon con Linnet y Jacqueline que tampoco encaja, por ejemplo, con el tipo de bailes que estaban socialmente aceptados en aquella época. ¡Pero si solo porque están vestidos no parece que estén haciendo otra cosa que no es precisamente bailar! ¡Y en una fiesta pública de personalidades importantes de clase alta!

  Foto de Emma Mackey - Muerte en el Nilo : Foto Emma Mackey - SensaCine.com

-Suprimen subtramas sobre los secretos ocultos de cada personaje pero no tienen reparo en inventarse otras nuevas que no aportan nada al argumento final. Por ejemplo, se deshacen del problema con el alcohol de Salome que su hija intenta ocultar causándole un comportamiento triste, arisco y taciturno pero se inventan no se qué acerca de unos cuadernos de contenido sospechoso que Poirot estaba investigando en secreto por encargo de la madre de Bouc.

-Cambian la identidad de la tercera víctima. SPOILER: en el libro, fue Salomé Otterbourne quien descubrió a Jackie con las manos en la masa y murió a manos de esta antes de que pudiera acabar de contarles la historia a la policía. En la película, es Bouc el que ocupa su lugar, por el mismo motivo y en las mismas circunstancias ¿A santo de qué nos meten a un Bouc que en el libro no aparece solo para cargárselo después en lugar de quien debería haber sido la verdadera asesinada?

-Se inventan una melodramática historia pasada de Poirot combatiendo en la guerra y recibiendo una cicatriz que cubrirá de ahí en adelante con su característico bigote. O sea, ¿no hay tiempo para contar en condiciones la historia precedente de Linnet, Jacqueline y Simon que dará origen a todo el conflicto sucesivo pero en cambio sí lo hay para meter una introducción dramática que no viene a cuento en absoluto? SPOILER: ¿Y todo encima para que al final de la película osen afeitarle a Poirot el bigote que siempre había sido su gran característica? Eso por no hablar de lo que me carga que tanto en esta como en la versión de Branagh de Asesinato en el Orient Express tengan que meter de por medio un supuesto romance pasado por el que sigue penando, pero que al parecer no le quita de beber los vientos por la señora Otterbourne.

Una vez que ya me he desahogado largo y tendido sobre lo mucho que me cabrea la mutilación que han efectuado de la obra original, compensaré hablando sobre sus puntos fuertes.

En primer lugar, como era de esperar, la escenografía, fotografía, ambientación y vestuario. Sin ser nada de otro mundo, sí resultan bellos, cuidados y aportan la sofisticación y elegancia que la historia merece, teniendo en cuenta que la trama se desarrolla en el que a principios del siglo XX era el destino de vacaciones predilecto de los ricachones británicos: el fascinante y exótico Egipto. Tanto la belleza del patrimonio artístico egipcio como de las lujosas fiestas que los ricos recién casados montan para conmemorar la ocasión son dignas de mencionar.


En segundo lugar, el propio Hercules Poirot, deliciosamente irritante en su comportamiento compulsivo, perfeccionista y maniático, mucho más acentuado que en la versión de 1978. Afirmaré que esto es literalmente lo único que me ha gustado más de la nueva versión respecto a la anterior, en la que Poirot en comparación me resulta un tanto descafeinado y menos estrafalario.

Por todo lo demás, la versión de 1978, que vi por primera vez al día siguiente de haber ido al cine a ver la nueva, me ha satisfecho infinitamente más por ser más fiel al libro y recomiendo encarecidamente su visionado. Además, Angela Lansbury está gozosamente divertida en su estrambótico papel.

Para finalizar diré, que aunque parezca que he puesto la nueva versión a caer de un burro durante toda la reseña, como película en sí misma —si dejo a un lado las inevitables comparaciones—, me ha gustado, volveré a verla en el futuro y recomiendo a los demás verla, porque quizá a muchos les sirva de estímulo para leerse el libro, que sin duda y como viene siendo lo usual en estas cosas, es mucho mejor.

 

Mi reseña sobre el libro: https://elparnasoenmibolsillo.blogspot.com/2022/02/resena-de-muerte-en-el-nilo-1937-de.html

Mi reseña sobre la película de Asesinato en el Orient Express, también de Kenneth Branagh: http://elparnasoenmibolsillo.blogspot.com/2018/01/opinion-sobre-la-pelicula-asesinato-en.html

 

 

 

Fuentes de las imágenes:

https://es.web.img2.acsta.net/pictures/21/12/22/12/12/1938897.jpg

https://pics.filmaffinity.com/Muerte_en_el_Nilo-388271078-large.jpg

https://www.quever.news/u/fotografias/m/2022/2/7/f608x342-23292_53015_0.jpeg

https://www.google.com/url?sa=i&url=https%3A%2F%2Fwww.sensacine.com%2Factores%2Factor-859102%2Ffotos%2Fdetalle%2F%3Fcmediafile%3D21757738&psig=AOvVaw2qW7PbudBRGWO5r1Gk7LHl&ust=1646051972735000&source=images&cd=vfe&ved=0CAsQjRxqFwoTCOj8wM3zn_YCFQAAAAAdAAAAABAN

https://www.google.com/url?sa=i&url=https%3A%2F%2Fwww.vogue.es%2Fliving%2Farticulos%2Fmuerte-en-el-nilo-detalles-trailer-fecha-de-estreno-octubre-2020&psig=AOvVaw2qW7PbudBRGWO5r1Gk7LHl&ust=1646051972735000&source=images&cd=vfe&ved=0CAsQjRxqFwoTCOj8wM3zn_YCFQAAAAAdAAAAABAI

https://www.google.com/url?sa=i&url=https%3A%2F%2Fwww.radionica.rocks%2Fcine%2Fmuerte-en-el-nilo-agatha-christie-resena-sin-spoilers&psig=AOvVaw3GoRqMmOSsWgSxvMD3D4cX&ust=1646071913266000&source=images&cd=vfe&ved=0CAsQjRxqFwoTCJDK8fS9oPYCFQAAAAAdAAAAABBK

https://www.google.com/url?sa=i&url=https%3A%2F%2Fwww.hola.com%2Factualidad%2F20220215204166%2Fmuerte-en-el-nilo-pelicula-disney%2F&psig=AOvVaw1dApZpqpCLRt8gtocP-suP&ust=1646073495664000&source=images&cd=vfe&ved=0CAsQjRxqFwoTCMDA4-bDoPYCFQAAAAAdAAAAABAJ

https://www.covercaratulas.com/caratula-carteles-Muerte_En_El_Nilo_2022_V21-44544.html

 


viernes, 25 de febrero de 2022

Reseña de "Muerte en el Nilo" (1937) de Agatha Christie

Calificación: 9/10.

En un tiempo exprés he conseguido terminarme este libro antes de acudir a ver su adaptación cinematográfica, ya en cines. Tan solo disponía de cuatro días, pero ha resultado ser tiempo suficiente. La lectura me ha llevado unas seis horas o seis y media.

Esta novela me ha deleitado en muy buen grado, y por el momento se sitúa como mi favorita de la autora. Quizá solo sea porque me mantenía más intrigada puesto que yo no sabía nada acerca de la resolución del caso, pero podría afirmar que la considero ligeramente superior a la archiconocida —y también buenísima— Asesinato en el Orient Express. Tal vez, en cambio, se deba a una serie de elementos que esta presenta a su favor, como la ambientación exótica, un mayor desarrollo de los acontecimientos previos al crimen (interesantes de por sí) o el melodrama romántico entre Jacqueline, Linnet y Simon, una clase de asunto que tiende a resultarme bastante atractivo. La verdad es que la teatralidad y el sufrimiento de Jacqueline causado por una mezcla entre amor desmedido y locura, y la forma en la que esto la llevaba a comportarse era un aliciente suficientemente interesante para mí por sí solo para disfrutar de la lectura. No puedo evitarlo, me entretiene leer sobre gente que pierde la cabeza por amor.

Algo que realmente me extraña de las novelas de Agatha es que nunca haya notas al pie de página traduciendo las interjecciones o expresiones en francés de Poirot o las alemanas del médico Charles Bessner, en este caso. Puedo llegar a entender las francesas sin mayores problemas, pero desde luego no las alemanas. Me parece o bien un importante descuido o bien una muestra de arrogancia no acompañarlas de su traducción.

Como en casi todas sus novelas, había una enorme cantidad de personajes y de un modo u otro Agatha se las arregla para que sospeches de todos ellos. También, desafortunadamente, es una experta en presentar personajes bastante estereotipados, que recogen un buen número de tópicos sobre su raza o clase social. De hecho, es raro no toparte en sus obras con insoportables ricachones británicos estirados y pretenciosos para los que la clase social lo es todo.

En el caso de Muerte en el Nilo teníamos personajes considerablemente insufribles como miss Van Schuyler o Joanna Southwood, malhumorados como Tim Allerton, Rosalie Otterbourne o Ferguson, excesivamente amables o cándidos como Cornelia Robson y otros algo perturbados o “tocados del ala” como Jacqueline Bellerfort o Salome Otterbourne. Para que la más normal resultara ser —aparte de la agradable Mrs. Allerton — la propia Linnet, a pesar de ser una millonaria envidiada y odiada por todos…

Evidentemente, Poirot muestra una vez sus detalladas dotes de observación y su inteligente destreza a la hora de conectar acontecimientos. Sin embargo, me resultó sumamente extraño que en aquella escena en la que se mostraba tan somnoliento no sospechara de que podía haber sido drogado para cometer el crimen. ¡Pero si hasta fue en lo primero que YO pensé, y no es que yo sea especialmente espabilada en estas cosas!

Dado que desde el comienzo empecé a leer muy alerta y recelando de todo y de todos, no ha habido prácticamente ningún personaje del que no haya sospechado en algún momento.

SPOILERS: En las primeras páginas ya me aventuré a sospechar de Joanna, sin haber leído todavía gran cosa. Páginas después de Jacqueline por su efusivo afecto hacia Linnet. Más adelante sospeché de Pennington por los chanchullos que se traída entre manos pero que yo no acertaba a entender, ya que desconocía qué le podía llevar a fingir que no sabía que Linnet se había casado y que él se había encontrado con ellos en Egipto por casualidad. Esto de por sí ya me parecía suficientemente sospechoso, pero se vio incrementado por su reticencia a que esta leyera los documentos antes de firmarlos.

Sospeché terca y firmemente de Tim Allerton a partir del momento en el que expresó su disgusto respecto a que Poirot se les acercara a su madre y a él durante la comida. Me parecía realmente evidente que su incomodidad ante la cercanía de un detective revelaba que tenía algo grave que ocultar. Esto y su cierto desagrado hacia Linnet me hicieron empecinarme en que lo más seguro es que este fuera el asesino. Pero cuando realmente di en el clavo de una forma que no deja de sorprenderme es cuando me pregunté si Simon y Jacqueline podían tener un complot y haber fingido su ruptura para quedarse con el dinero de Linnet. Además, yo argumentaba que Simon fue de los pocos que pudo haber recuperado el arma de debajo de la otomana por saber que había ido a parar allí, haber matado a Linnet con ella y después haberla arrojado por la borda para no inculpar a Jacqueline. No obstante, también recelé de Miss Bowers por su conducta y porque era la única que le servía de coartada a Jacqueline. Incluso, mostrándome “más papista que el papa” y tratando de elaborar conjeturas de lo más rebuscadas, se me ocurrió que también podía ser que o bien George Wode (antiguo dueño de la casa que adquirió Linnet) o bien Windlesham (ex prometido de Linnet) estuvieran en el barco haciéndose pasar por otro. Pero lo cierto es que deseché pronto esta idea.

En resumen, mis principales sospechas recaían en Tim Allerton, Andrew Pennington, o en Simon y Jacqueline como dúo aliado (no por separado). No está nada mal que una de mis tres suposiciones resultara ser la verdadera teniendo en cuenta que había muchos otros personajes de conductas sospechosas de los que no llegué a dudar en serio: Mrs. Allerton, miss Van Schuyler, Jim Fanthorp, Cornelia Robson, Rosalie y Salome Otterbourne, el doctor Charles Bessner, Ferguson y Guido Richetti.

Normalmente que yo acierte sobre la identidad del asesino ya me parece alucinante, pero si a esto le sumas acertar sobre el complot entre Simon y Jacqueline y sus motivaciones yo no escapaba de mi asombro respecto a mi inusual buen tino, por mucho que este se hubiera visto embarullado por mi recelo hacia otros posibles culpables. FIN DE LOS SPOILERS.

En resumen, el libro me ha gustado tanto que he decidido adquirir un ejemplar propio (además, bonito y barato) aparte del que ya poseíamos en casa. Recomiendo muchísimo su lectura. Sin haber leído todavía más que cuatro obras suyas, ya me atrevería a afirmar que esta constituye uno de sus más sólidos trabajos, con los que cualquiera acertaría y disfrutaría si optara por él. Solo me queda desear que la película esté a su altura. Ya mismo voy a salir de dudas.

 

P.D.: habiendo visto ya la película justo después de redactar esta reseña puedo afirmar que NO está a la altura.

domingo, 20 de febrero de 2022

Reseña de "Asesinato en el Orient Express" (1933) de Agatha Christie

Calificación: 7’5/10

Tras El misterioso caso de Styles, me dispuse a leer Asesinato en el Orient Express, una novela de la que en mi casa contábamos con nada menos que tres ejemplares a pesar de que no habíamos leído ninguno, sino que nos habíamos limitado a ver las películas. En 2017, cuando fue estrenada la nueva adaptación cinematográfica, animé a mi madre a ir a verla juntas porque sabía que le gustaba mucho la versión antigua y la había visto en múltiples ocasiones. Esa nueva versión a mí me encantó y me llevó a ver poco después la antigua, pero por el momento no tuve interés en leer el libro, y menos sabiendo ya quién era el responsable del crimen. Fue el año pasado cuando, leyéndome la biografía de Agatha Christie, me propuse empezar a leer sus novelas.

Era este el libro al que le tenía más ganas, por ser el más famoso y elogiado, a pesar de que ya sabía lo que iba a suceder. Desgraciadamente, conocer la historia ha jugado en mi contra durante todo el libro. A mí lo que realmente me deleita de este tipo de literatura es cómo tiene lugar la resolución del caso, especialmente por la sorpresa de tratarse de quien menos sospechabas y descubrir sus motivos y el procedimiento. En este caso, evidentemente, yo ya sabía el quién, y recordaba lo suficiente sobre el cómo y algo sobre el porqué. Eso me ha restado muchísimo disfrute pues la intriga se venía recudida drásticamente. Me gustaría saber cómo hacen los lectores asiduos de Agatha para volver a disfrutar tanto de sus novelas al releerlas cuando ya conocen el final, porque me parecería muy triste tener que esperar a olvidar la identidad del asesino para poder releer sus libros en el futuro.

Aun así, cuando lo acababa de empezar sí me mantuvo bastante enganchada, más que El misterioso caso de Styles. En torno a la mitad del libro, cuando tienen lugar las declaraciones, perdió un poco el componente adictivo para mí, si bien sí resultaba suficientemente interesante leer sobre las coartadas de cada protagonista; y tal y como imaginaba, de cara al final volví a engancharme más. Desafortunadamente, como era de esperar, me vi privada del subidón que produce la resolución del caso cuando aún no conoces al culpable.

SPOILER: A pesar de haber visto la películas, lo cierto es que no recordaba que la condesa Andrenyi no había participado en el complot, que el encargado del coche-cama Pierre Michel sí lo había hecho, y tenía mis dudas acerca de Cyrus Hardman. Tampoco recordaba que tanto Poirot como el médico y el director de la compañía deciden “hacer la vista gorda” y contar a la policía que fue un asesino que escapó. Está claro que se trata del tipo de excepciones que solo podría hacer un detective privado, pues la policía en su lugar estaría obligada a apresar a los culpables aunque consideraran que la muerte de la víctima era más que merecida.

La lectura me llevó unas cuatro horas y media a grosso modo, repartidas en cuatro días en los que no encontraba tiempo para leer más que en torno a una escasa hora al día.

En lo referente a los personajes, simpaticé con la fría y distante Mary Debenham, el simpático Hector McQueen y la acobardada Greta Ohlsson, mientras que la señora Hubbard me ponía de los nervios. Histriónica, escandalosa y pesada, constantemente acaparando el centro de atención y mencionando algo que hubiera dicho su hija (aunque lo cierto es que cada vez que me topaba con una nueva mención a su hija ya no podía por menos que hacerme gracia).

Una de las cosas que más me molestan, sin duda, de los libros de Agatha Christie son los numerosos estereotipos raciales. Partiendo de los mismos ingleses, a los que la propia Agatha refleja como fríos y estirados pero de maneras corteses, hasta llegar a cómo son retratados los que son incluidos en el saco de la “sangre caliente” o “temperamento latino”: exageradamente pasionales y violentos, poco refinados, incivilizados, etc. En sus novelas parecen abundar personajes anglosajones que aborrecen e infravaloran a los extranjeros, a los que se percibe que consideran poco más que animales o humanos de escaso raciocinio, cultura y recursos.

En el momento en el que un crimen es cometido, desde el primer momento se hacen asunciones racistas y misóginas acerca de por qué el criminal tuvo que ser un extranjero si el asesinato fue muy sangriento o una mujer si el modus operandi refleja debilidad o si fue un crimen pasional. Eso por no hablar de cómo se describe a las personas de alta alcurnia y su desagradable manera de mirar a todo el mundo por encima del hombro si su compañía no va a retribuirle algún beneficio respecto a su posición social. Lo más desafortunado es que es un muy posible reflejo suficientemente fidedigno de la realidad de aquella época.

Para cerrar mi reseña concluiré recomendando su lectura incluso a aquellos que, como yo, nunca han sentido un interés especial por la novela negra, policíaca o de misterio, porque este es un clásico del género y con razón. Eso sí, aunque esto que voy a decir sea lo recomendable en casi todos los géneros, nunca es tan importante leer el libro antes de ver su adaptación televisiva o cinematográfica como lo es en el caso de este tipo de historias de misterio en las que la resolución del mismo es un punto clave en la trama. Priorizad mantener la intriga durante cuatro horas de lectura que durante dos horas de película.

viernes, 18 de febrero de 2022

Reseña de "El misterioso caso de Styles" (1920) de Agatha Christie

 

Calificación: 6/10. 3 estrellas de 10

Llevaba con el propósito de empezar a leerme las novelas de misterio de Agatha Christie, la denominada “Dama del crimen” desde que leí su biografía el verano pasado. Aún no había decidido si leerlas en orden de publicación o en orden de popularidad cuando las navidades pasadas finalmente no opté ni por lo uno ni por lo otro y decidí aprovechar las fechas festivas para leerme sus Navidades Trágicas (1939).

Dado que este mes de febrero estrenan una adaptación cinematográfica de Muerte en el Nilo y yo prefería verla habiendo leído ya el libro, eso descartaba la opción de seguirlos leyendo por estricto orden de publicación sin saltarme ninguno porque nunca hubiera llegado a tiempo a Muerte en el Nilo antes de ir a ver la película. Por ello, mi resolución final ha sido tomar prestado de la bibioteca El misterioso caso de Styles (1920), que es la primera de todas sus novelas y la primera en la que aparece Poirot porque me parecía lo más correcto y adecuado, pero proseguir a continuación con dos que ya tengo en mi poder: su obra más famosa, Asesinato en el Orient Express (1934)de la que ya he visto dos adaptaciones cinematográficas con anterioridad— y acto seguido ponerme manos a la obra con Muerte en Nilo (1937) justo antes de ir a ver la película. Espero que me dé tiempo. Tras esto, me pondré con otras lecturas pendientes y de vez en cuando iré alternando otras novelas de Agatha (aún no tengo claro cuáles).

El misterioso caso de Styles nos es narrada en primera persona por el Capitán Hastings, antiguo conocido tanto de John Cavendish (hijastro de la fallecida), quien le invita a pasar unos días con él y su familia, como del detective Hercule Poirot, al que acude para resolver este caso. Me llamó la atención —pues no encontramos esto en Navidades Trágicas—, que este libro contara con ayudas para su comprensión, tales como una guía de personajes, un plano de parte de la casa o reproducciones de notas de papel encontradas durante la investigación.

Si bien tras mi lectura de Navidades Trágicas comenté que me había decepcionado no captar una personalidad más marcada y peculiar en Hercule Poirot, cambié de opinión al leer esta historia. Tal vez Agatha se esforzó más en los primeros libros en dar a su detective un mayor carisma y originalidad y con el paso del tiempo fue descuidando y disolviendo este importante rasgo de su personalidad. No podré salir de dudas hasta haber leído más casos protagonizados por él. En esta narración Poirot sí que resalta como un hombre algo excéntrico, maniático, muy tendente a la divagación y la abstracción, si bien me ha salido de ojo que en este libro los diálogos con el narrador eran mucho más frecuentes que en Navidades Trágicas, pues las constantes consultas que le hacía Hastings eran lo que nos permitía a los lectores ser algo partícipes de las deducciones del detective. No obstante, este, en el esfuerzo de la autora por no resolver el misterio hasta el final, contestaba a las dudas de Hastings de una forma sumamente vaga y ambigua o con otras preguntas, de forma que ni Hastings ni nosotros pudiéramos vislumbrar realmente el contenido de su mente.

Yo soy una lectora bastante distraída, pero sabiendo ante qué tipo de historia me encontraba, traté desde el principio de leer de forma cuidadosa y alerta tratando de prestar atención a los pequeños detalles y pistas de la investigación para tratar de sacar mis propias conclusiones. Por ejemplo, cuando Poirot pidió a Hastings que se situara en el ala izquierda del edificio y después le preguntó si había escuchado un ruido, enseguida me percaté —al contrario que el propio Hastings, que sin duda no es nada sagaz— de que estaba tratando de demostrar que era imposible que uno de los sospechosos hubiera escuchado desde ese punto de la casa el sonido de una mesilla de noche al caerse, tal y como esta persona sostenía que había hecho. Pese a esto, como yo ya no era capaz de recordar cuál de los Cavendish era el que había sostenido que había escuchado esto, de poco me sirvió esta averiguación. Sin duda, si Hastings es incapaz de resolver un crimen por su poca perspicacia, yo sería igualmente incapaz por mi deplorable memoria.

Asimismo, el hecho de estar acostumbrada a leer de una forma mucho más superficial y no estar muy versada en la lectura de novela negra (a pesar de la cantidad de series policiacas que veo en televisión) dificultaba mucho esta tarea. Eso por no hablar del enorme volumen de pistas —tanto relevantes como distractoras— que maneja Agatha en sus historias, como el propósito de confundir, distraer y desconcertar completamente al lector. Quizá sea este el secreto de su éxito, que sus casos son tan intrincados que ni el lector más experto y experimentado podría llegar a dilucidar a la perfección el modus operandi del asesino.

A continuación me dispongo a hablar sobre cuáles fueron mis sospechosos y cuál resultó ser la verdadera identidad del asesino, así que recomiendo a quienes aún no se lo hayan leído que ese salten los siguientes párrafos debido a sus evidentes SPOILERS.

 

A pesar de que debido a mi propia memoria ni siquiera recuerdo qué clase de indicios me hacían recelar de ellos, yo en un primer momento sospechaba de Cynthia Murdoch o de alguno de los médicos (incluso se nos dio a entender en cierto punto que Bauerstein había falsificado los resultados del análisis toxicológico), y más tarde, de alguno de los hermanos Cavendish. No obstante, cuando arrestaron a John, no pensé realmente que hubiera sido él, pues faltaban todavía suficientes páginas del libro como para dar cabida a un giro de los acontecimientos y además la forma tan simplona en la que se había producido esta detención hubiera hecho que esta resolución del caso hubiera sido sumamente decepcionante. Por eso mismo me contrarió muchísimo comprobar cómo Poirot parecía estar de acuerdo en que este era el asesino, ya que yo esperaba una oposición por su parte. Por un momento, temí que el final fuera a ser realmente así de decepcionante.

He de decir que cuando vi que, en efecto, ya iba a tener lugar la resolución del caso me preparé para leerlo con suma atención y expectación (de hecho como me estaba quedando dormida pospuse su lectura al día siguiente para disfrutarla en su plenitud) y he de confesar que sí sufrí una leve desilusión respecto a la identidad del verdadero asesino: Alfred Inglethorp. Admito que tiene su interés y su factor sorpresa el hecho de que resultara ser aquel del que todos sospechaban desde las primeras páginas, precisamente porque al haberlo pintado como un sospechoso tan evidente y odiado por todos Agatha había conseguido que el lector automáticamente lo descartara como verdadero culpable. Sin embargo, dado que yo esperaba una gran sorpresa o impacto respecto a la identidad del asesino esto solo se hubiera conseguido si realmente hubiera sido culpable alguien de quien no habíamos sospechando ni por asomo. El hecho de que resultara ser el sospechoso más evidente le restó impacto a la revelación.

Lo que sí me confundió fue la identidad de la cómplice, Evelyn Howard. Tanto para los personajes  como para el lector esta revelación era verdaderamente sorpresiva, porque Evelyn desde la primera pagina se esforzó en hacer creer que detestaba sumamente a Alfred y que le creía culpable, por lo que sin duda nunca hubiéramos creído que estuviera compinchada con él. No acabé de entender por qué entonces se empeñaba en señalar a su cómplice como el asesino, pero deduzco que era por lo que Poirot explicó de que Alfred se esforzó en aparentar ser sospechoso porque si lo detenían y luego lo absolvían después no podían volver a detenerlo. He de admitir que esto no lo comprendo demasiado bien. Pero si hay algo que no me cuadra y que hace que la resolución no sea completamente satisfactoria para mí es el hecho de que yo creía recordar, por una parte, que Poirot (o quizá Hastings) había comentado que Evelyn era la única de todos ellos que parecía realmente afectada por la muerte de Emily y sus ojos los únicos que habían derramado lágrimas, y, por otra parte, por qué cuando Poirot la reclutó como aliada y espía (cosa que de por sí no tiene mucho sentido) este insinuara que Evelyn arremetía tan descaradamente a Alfred porque trataba de encubrir a otra persona. Esto sí que ha quedado sin explicación para mí, así que si alguien lo entiende por favor que me lo explique.

 

En conclusión diré que si bien esta obra me ha gustado y constituye un pistoletazo de salida suficientemente sólido para Agatha como primera novela negra escrita por ella, no me ha parecido abrumadoramente sorprendente, inteligente o impactante como su fama como autora hace esperar de ella. Pero se disculpa por el hecho, precisamente, de ser su primera obra, en la que aún no había consolidado un método o estilo ni estaba todavía versada en la escritura de novelas de misterio. Por algo será que no es uno de sus libros más conocidos y reverenciados.

domingo, 13 de febrero de 2022

Relectura de la saga "Cazadores de sombras" (2007-2014)

Hoy os comparto mis impresiones sobre mi relectura de otra de las sagas de fantasía de mi adolescencia como vengo haciendo desde hace algunos meses. Tras Las Crónicas de Narnia, Las Crónicas de la torre y Memorias de Idhún me dispuse a releer la que durante todo este tiempo he considerado una de mis sagas favoritas junto a los Juegos del Hambre. Hablo, como ya habréis deducido por el título, de Cazadores de sombras de Cassandra Clare.

 

1-Mi historia con Cazadores de Sombras:

Creo recordar que cuando empecé a ver el primer libro en las librerías no me llamó demasiado la atención, ni siquiera cuando se lo regalaron a una amiga que tenía por aquel entonces. Eso sí, una vez que ella se lo leyó, me recomendó encarecidamente su lectura asegurándome que me gustaría. Lo cierto es que no se equivocaba. Tanto ella como yo estuvimos enamoradas del descarado, sexy y mordaz Jace durante bastante tiempo.

Leer la saga completa fue poco a poco y me llevó varios años porque cuando la comencé aún no habían sido publicados todos los libros. He de decir que yo soy de las que prefieren leer una saga del tirón como he hecho ahora que tener que esperar muchos meses para leer el siguiente, porque en ese tiempo me desengancho y además se me olvidan los acontecimientos de los libros anteriores.

La manía de los autores actuales por explotar y alargar el éxito de sus best-sellers hasta límites insospechados Cassandra lo elevó a la máxima potencia, escribiendo un montón de precuelas, secuelas, libros sueltos y sagas complementarias basadas en el universo de los cazadores de sombras pero con otros protagonistas. Eso sí, yo no me he leído ninguno. Me ceñí a los seis libros de la saga original protagonizada por Clary y Jace. En su momento me sentí tentada de leer la trilogía de Los orígenes, pero la misma amiga que he mencionado antes me quitó las ganas al insinuarme que el triángulo amoroso había tenido una resolución decepcionante, y yo no quería llevarme ningún chasco.

 

2-Relectura de la saga en la actualidad:

En mi relectura actual decidí ceñirme nuevamente a los seis libros principales y pasar de momento de los complementarios a pesar de que en internet recomendaban irlos intercalando. Y yo nunca me había arrepentido de no haberme leído ninguno de estos otros libros hasta que al releer ahora el último volumen de la saga original me di cuenta de la cantidad de referencias y spoilers que tiene de lo que ocurren en los otros —No recuerdo haber reparado realmente en esto la primera vez que lo leí—. He decidido darle una oportunidad a esos otros libros pero antes dejar transcurrir un tiempo para tratar de olvidar estos spoilers y leer otras lecturas pendientes.

Comencé la relectura de la saga principal el sábado 11 de diciembre del 2021 y la he terminado el 5 de febrero del 2022. Me ha llevado más tiempo del previsto porque hice un paréntesis en Navidad para leerme los dos libros que he reseñado en las entradas anteriores de este blog. Tan solo tenía en mi poder el segundo libro, los demás los tuve que tomar prestados de la biblioteca.

He disfrutado enormemente de la relectura de Cazadores de Sombras, sobre todo de sus primeros libros. Si la comparo con Memorias de Idhún, a pesar de que esta es una de mis sagas preferidas y el universo y mitología que engloba están más currados y son más originales, Cazadores de Sombras le gana en humor y en no hacer tan pesadas las partes en las que no aparecen los protagonistas (aunque honestamente, estas me sobran en los dos casos).

A menudo, cuando empiezo una saga, en las primeras páginas me cuesta meterme en la historia y volver a familiarizarme con los personajes, aunque ya la ha leído anteriormente (exceptuando evidentemente historias que tengo muy recientes o que haya leído muchas veces), pero no tardo en dejar de sentirlos ajenos.

He  de decir que algo que he captado que no recordaba haber notado la primera vez que los leí son ciertas imperfecciones en la narración, como repeticiones de frases o expresiones que no me sonaban del todo correctas.

 

3-Opinión libro por libro:

No recuerdo que tuviera alguna preferencia por alguno de los libros de esa saga en concreto cuando la leí en el pasado, pero, desde luego, cuando volví a releer el primero (Ciudad de Hueso) me gustó tanto que intuí que los posteriores no iban a superarlo, exceptuando quizá debido al hecho de que en los siguientes la relación entre Clary y Jace está más desarrollada y tenemos más romanticismo Clace (el ship name oficial de esta pareja). Pero es bonito revivir la forma en la que se fue forjando esta relación, cómo ella casi desde el principio buscaba la presencia reconfortante de Jace, que era el único que estaba pendiente de ella, que le explicaba todo lo que a ella le era ajeno y la protegía. La forma en la que él literalmente desde el primer momento sintió interés y curiosidad por ella y un inexplicable instinto protector que le llevaba a vigilarla y acompañarla a todas partes. No obstante, eso me hace pensar en por qué razón él no fue a verla cuando ella estaba inconsciente en el Instituto recuperándose del ataque del demonio rapiñador. ¿Quizá ya le atormentaba verla así aunque acababan de conocerse?

¿Lo mejor de Ciudad de Hueso? Las divertidísimas contestaciones de Jace, llenas de sarcasmo, insolencia y petulancia. Es la clase de persona a la que si se le ocurre una réplica mordaz no puede callársela, sea quien sea quien esté delante para oírla. Tras él, el más divertido, ocurrente e irónico sería Simon, si bien este segundo puesto le sería disputado por el carismático y entrañable Magnus a partir del segundo libro.

De Jocelyn no vemos gran cosa ya que se pasa casi los tres primeros libros raptada e inconsciente, pero en lo relativo a la discusión que tuvo con Clary al principio del todo, que es en único momento en el que podemos conocer a su madre, entendí el enfado de Clary al ser exigida que abandonara a su amigo y su vida repentinamente sin ningún tipo de explicación, si bien no apruebo la forma en la que ella se largó de casa con Simon.

Luke en términos generales me parece más comprensivo y realista con Clary que Jocelyn, pero me enfadó y decepcionó la cruel forma en la que la despachó y apartó de él en aquella llamada telefónica en la que ella le pidió ayuda. A día de hoy sigo sin entender por qué la trató así, por mucho que en cierto modo se estuviera haciendo pasar por un “agente doble” al tratar con los enemigos. Eso sí, odié que Clary empleara con él el término “asquerosos subterráneos” con él, por mucho que luego se retractara.

Sin duda alguna, mi parte favorita del primer libro es la cita de cumpleaños de la parejita Clace culminada por su primer beso y por una apasionante discusión entre el triángulo amoroso cuyo perfecto broche final es la amarga y resentida declaración de amor de Simon. Todo ese pasaje es sencillamente electrizante, si bien desapruebo la actitud distante que Clary tomó con ambos después de eso, y sobre todo que apareciera en la puerta de Jace pidiendo su ayuda como si nada hubiera pasado entre ellos.

Algo que me decepcionó muchísimo de Jace en el primer libro fue constatar su falta de personalidad y juicio en presencia de su padre. A pesar de tratarse de un chico seguro de sí mismo, valiente y decidido, se vuelve un chiquillo sumiso y manipulable en cuanto su padre está cerca. Y, de verdad, me estomagó leer cómo Valentine le mangoneaba como a una marioneta durante esos últimos capítulos del libro y él no solo se dejaba, si no que para colmo le defendía frente a Clary y Luke y no era capaz de ver lo horribles que eran los actos de su padre. Ya vimos un anticipo de ello cuando le contaba a Clary cosas sobre su infancia y en lugar de reparar en lo cruel que había sido su crianza lo asumía como algo normal y justificaba los actos de su padre. De verdad que era para gritarle y darle de bofetadas mientras le intentas hacer ver la realidad. Yo le diría:

«Jace, por favor, Valentine, aparte de ser un psicópata nazi que intenta cargarse a media población por considerar que no está a su altura, asesinó a tus abuelos, te pegaba constantemente, mató a tu mascota delante de tus propios ojos, te mintió acerca de tu identidad y orígenes haciéndote creer primero que tu madre había muerto, luego que te había abandonado, etc. Os hizo creer a ti y a tu amada que sois hermanos para que no pudierais estar juntos… ¿PERO QUÉ MÁS QUIERES PARA CONVENCERTE DE QUE ES UN MONSTRUO?»

Si hay algo que no me gusta de la relación entre Clary y Jace es lo bruscos que son a menudo el uno con el otro. Entiendo que Jace usa su arrogancia y vanidad como una fachada —a menudo enormemente divertida— para ocultar las heridas de su alma, la mayoría provocadas por su padre —incluyendo también las físicas—. Esta circunstancia se ve acentuada con el paso de la historia, pues realmente se aprecia cómo, si bien en principio es un chico realmente seguro de sí mismo y confiado en sus habilidades y atractivo, los traumáticos descubrimientos que va haciendo a lo largo de la saga hacen que pase a ser un mártir, un alma torturada que esconde tras su arrogante fachada un dolor, inseguridad y odio por sí mismo.

También entiendo que la vida de Clarissa se va al traste desde aquel día en el que encuentra su casa destruida y a su madre secuestrada, y que solo es el principio de los terribles sucesos que comenzarán a ocurrirle a partir de ese momento. Pero opino que nada de eso justifica realmente la forma en la que se hablan el uno al otro en ocasiones. Jace es más cortante y afilado en el primer libro con ella, mientras que en el segundo es Clary la que constantemente se pasa tres pueblos con él y le chilla y escupe cosas horribles que yo personalmente no le perdono. En cierto modo, pienso que es el maltrato que ella le profesa durante este libro lo que le conduce a él a ir a ver a Valentine al barco.

 

En términos generales, el segundo libro —Ciudad de ceniza— me enganchó menos que el primero. Tiene algo menos de humor, es ligeramente más anodino, carece de la novedad del primero acerca de los descubrimientos que hacemos sobre el mundo de los cazadores de sombras, y, aunque el amor implícito entre Clary y Jade se intensifica, carece de toda exposición abierta exceptuando el capítulo en el que la reina de la corte Seelie les obliga a besarse. Sin duda eso es lo mejor de todo el libro, junto con la escena justo posterior en la que se disponen a asearse y secarse y por primera vez hablan más o menos abiertamente de sus sentimientos el uno con el otro, aunque termine en discusión. Clary, nuevamente, mete la pata con sus excesivas reticencias, y Jace con sus impetuosos arranques de ira. Lo cierto es que a estos dos como matrimonio los veo discutiendo casi a diario en el futuro.

Le doy la razón a Jace en que él el pobre es el único que es sincero con sus sentimientos y le confiesa la naturaleza de los que siente por ella en más de una ocasión, mientras que Clary es indignantemente incapaz de declararse. Durante todo el segundo libro es enormemente injusta e insoportable con él.

En lo referente a Raphael, honestamente no sabría decir qué opinión tengo de él. ¿Me cae mal? No ¿me fío de él? Tampoco. Dentro de los secundarios al menos es de los que menos me molestan, si bien no considero que aporte gran cosas a la trama aparte de ser el principal vampiro de la saga y quien “supervisa” la conversión de Simon. Eso sí, yo generalmente adoro a los vampiros, pero he de decir que los de Cassandra Clare carecen completamente de todo magnetismo o atractivo.

En cuanto a Maia, me resulta un personaje secundario bastante anodino y sobrante. Según leía me resultaba familiar su historia y creía recordar que alguien de su pasado volvía a parecer, algo que en efecto terminaría sucediendo.

 

El tercer libro, Ciudad de cristal, sin duda fue un grower. Es decir, fue mejorando hacia el final. Empezó algo insulso, sin sucesos realmente interesantes, pero una vez que los acontecimientos empiezan a precipitarse y a dirigirse a la batalla del final, me mantuvo bastante enganchada. Eso sí, si Clary había estado algo insoportable en el segundo libro, lo del tercero ya es de jurado de guardia, más que nada por su egoísmo, testarudez y cabezonería al escaparse a Idris arriesgando la seguridad de Luke y traicionando la confianza de la hermana de este, Amatis, al fugarse de casa y al ponerse una ropa que no le correspondía. Y sin duda con lo que ya me llevé las manos a la cabeza fue con su injusta reacción con su madre Jocelyn cuando esta despertó al fin. Entiendo que estuviera dolida por la cantidad de cosas que su madre le había ocultado a lo largo de su vida, pero ¿en serio era su gran reencuentro el momento propicio para estallar su ira y largarse de su lado en lugar de arrojarse a sus brazos aliviada como haría una hija normal al ver que su madre ha recuperado la consciencia tras tantos meses? Encima en presencia de más personas, toda una humillación a la pobre Jocelyn, que lo único que estaría deseando sería abrazar a su hija.

En lo concerniente a Jace, no aprobé que tratara convencer a Simon de que le ayudara a engañar a los Lightwood haciéndoles creer que Clary no quería acompañarles a Idris, si bien parte de mí lo entiende. Pero lo que verdaderamente odié fue la forma en la que la trató delante de Alec e Isabelle cuando ella apareció ante él y las cosas horribles que le dijo. Aprecié que después Alec tratara de ponerlo en su sitio e incluso se negara a curarle la mano mediante runas para que sintiera el dolor y sanara como un mundano. Clary también se pasó al arrojarle platos cuando este fue a disculparse, sobre todo porque la vajilla no era suya sino de Amatis, pero nuevamente, ella solo pensaba en ella misma y no en el estropicio que estaba realizando en casa ajena. También me molestó su impasibilidad cuando Jace se le declaró de forma tan hermosa en la que creían que podía ser su última noche juntos. ¿Qué más te tiene que decir el chico para que te derritas a sus pies? Y para colmo no correspondió a su declaración con otra. Ni siquiera al final del libro, cuando Jace revivió. ¿Pero qué es lo que le impide decirle con palabras lo que siente? Él merece oírlo. Yo tan solo recordaba de mi primera lectura tanto esa escena como el revolcón junto a las ruinas de la casa de los Wayland y estaba deseando leerlas. Como no podía ser de otro modo, han sido mis momentos favoritos de este libro.

Me hizo ilusión leer el morreo que Alec le pegó a Magnus no solo delante de sus padres, sino de toda la Clave. Creo que esta pareja me está gustando aún más en la actualidad que en su momento (realmente no recuerdo lo que opiné en su momento). Valoro mucho que Magnus siempre esté ahí cuando lo necesitan, aunque durante un tiempo Alec le escondiera como a un secreto vergonzoso. 

Sobre Sebastian, no recuerdo mucho lo que pensaba de él la primera vez que leí los libros, pero creo que en los últimos libros ya estaba harta de él y más bien le detestaba. Esta vez, yo evidentemente ya estaba sobre aviso sobre quien era en realidad desde que le presentaron. Aun así, Clary me pareció injustificadamente borde con él en su primer encuentro.

En cuanto a Simon, este madura bastante en este libro (aunque siempre ha tenido una conducta más madura que Clary) y realmente es un amigo de diez, valiente e incondicional. A pesar de que Maia no me cae mal, si bien me sobra como personaje y no me parece que aporte nada, prefiero a Isabelle para él. He de decir que la solución de Clary de marcar la frente de Simon con la marca de Caín no acabé de entenderla del todo, ni siquiera tuve claro quién de los dos había tenido la idea.

En lo referente a Aline, tenía mal recuerdo de ella porque recordaba con gran disgusto que Clary la había pillado besándose con ella, por mucho que luego resultara ser lesbiana. Al principio me enfureció su actitud aunque luego en cierto modo la comprendí, si bien desaprobé el cruel comentario que hizo al final sobre que Jace ya no fuera a querer a Clary por no ser ya algo perdido, aunque supuestamente no lo dijera con mala intención.

Tengo curiosidad por saber cuáles habrían sido los límites del deseo que Clary podía solicitarle al ángel, y me resulta un tanto estúpido por su parte que no aprovechara para pedir de golpe las resurrecciones de más de un personaje, o al menos la de Max (cuya muerte pensé que ocurría más adelante) además de la de Jace.

Me gustaría saber si Cassandra tenía la idea inicial de hacer tan solo una trilogía, porque este tercer libro se siente bastante conclusivo. Salvo un par de cabos sueltos como la amenaza de la reina de la corte Seelie a Clary por rechazar ayudarla (muy estúpido por su parte teniendo en cuenta cómo se las gasta este hada), la desaparición del cuerpo de Sebastian y el incipiente triángulo amoroso entre Simon, Isabelle y Maia, el resto de subtramas tienen una resolución: el villano muere y las parejas terminan juntas. Incluso me planteé si realmente debía seguir la relectura o dejarlo ahí, recordando que aún le queda mucho que sufrir a Clace, pero es que hemos tenido tan pocos momentos románticos entre ellos que ansiaba leer más, además de que sentía curiosidad por ver cómo evolucionaba la historia porque ya no me acordaba.

Tan solo creía recordar que la reina de la corte Seelie le provoca pesadillas a Jace de que hería a Clary para que se alejara de ella y él empezaba a distanciarse —al final del cuarto libro salí de mi error al descubrir que la responsable de esto no era otra que Lilith—, que Simon pululaba entre Maia e Isabelle (pero no a quien escogía finalmente) y que terminaba recuperando su humanidad aunque primero le tocaba sufrir el rechazo de su madre que le echaba de casa sin contemplaciones. También, por arbitraria e intrascendental que fuera, me sonaba una escena teniendo lugar en un supermercado, así como que Sebastian volvía a hacer de las suyas e incluso tenía algún encuentro con su madre Jocelyn. Según leía, también rememoré que Maureen terminaba muerta tras ser mordida por Simon y que Kyle ocultaba algo y no era quien decía ser.

 

Dicho esto, el cuarto libro, Ciudad de los ángeles caídos, me ha enganchado menos, he tardado más en terminarlo que los anteriores sin ser más largo y no era tan adictivo. Lo único por lo que me gusta más que los anteriores es porque hay más escenas románticas entre Clary y Jace y —mucho— más intensas. Pero me frustraba enormemente que Jace se empeñara en evitar a Clary, lo único que conseguía era que ella se pensara que no la quería. Lo lógico era haberle contado lo que le estaba ocurriendo desde el principio, quizá Clary podría haber creado una runa que le impidiera tener pesadillas o haber ido mucho antes a ver a los Hermanos Silenciosos (que fue idea de ella) y así Jace se hubiera ahorrado semanas de sufrimiento, o habérselo contado a Magnus, quien quizá como brujo que era podía haber hallado una solución. Y aun así Jace fue irritantemente ingenuo al dejarse convencer por el falso Max que veía en sus sueños de que se hiriera con el cuchillo. Igual que el hecho de no alimentarse apenas, eso no le iba a ayudar a tener menos pesadillas sino a demacrarlo todavía más.   

En cuanto a Jordan Kyle, no me cae mal en absoluto y sí que preferiría que él se quedara con Maia y Simon con Isabelle. No obstante, si bien aplaudí que en los anteriores la autora mostrara a una víctima de violencia de género siguiendo adelante con su vida, no me gusta la forma en la que ahora se retracta y la hace volver a enamorarse de su “agresor”, justificando la conducta de este. Por mucho que Jordan solo la hubiera pegado una vez, ¿Qué clase de mensaje trasmite eso? ¿Que las mujeres deben perdonar las conductas violentas y dar otra oportunidad a sus maltratadores? Repito, aun así Jordan no me cae mal y de hecho se le acaba tomando afecto.

Me irritó que en la lucha contra Lilith Clary no huyera cuando Jace se lo pidió porque lo único que consigue es ser una carga para él al tener que estar pendiente de su protección, y con eso le pone en peligro. No obstante, me pareció muy inteligente la forma en la que Simon eliminó a Lilith empleando el poder de la Marca de Caín e interponiéndose en el ataque de esta a Clary para que impactara en él y Lilith recibiera el castigo divino. Lo que honestamente no entendí es que ella antes de desaparecer murmuró “siete veces” como si esa fuera la séptima vez que atacaban a Simon y yo no recordaba que hubieran sido tantas. 

 

El quinto, Ciudad de las almas perdidas, se me hizo un poco pesado y me daba la sensación de que la autora metía paja para alargarlo. Clary nuevamente me irritaba con su actitud, su cabezonería, egoísmo, impulsividad y arranques de ira. Otro del que repruebo su conducta es Alec, aquí inmaduro y egoísta al “emparanoiarse” con la inmoralidad de Magnus, cabreándose con él cada dos por tres, acudiendo a ver a Camile en secreto para sonsacarle que puede hacer al respecto e incluso que se plantee arrebatársela a Magnus, en lugar de hablar abiertamente con él sobre cómo se siente.

Las escenas Clace eran numerosas pero no satisfacían del todo al no tratarse del verdadero Jace sino de uno doblegado bajo la voluntad de Sebastian. También he de apuntar que no me gustó ni un pelo que Jace instara a Clary a drogarse con esa lluvia plateada que caía en la discoteca y que después tratara de aprovecharse de ella en su estado. Realmente ese no era el verdadero Jace.

En cuanto a Sebastian, este realmente se hace odiar menos durante casi todo el libro, hasta el punto que me daba la sensación de que la autora realmente trataba de redimirlo o de justificar su conducta, pero todo esto se va al traste cuando se descubre que todo una treta para embaucar a Clary. Una vez que deja caer su careta y muestra hasta qué punto está pirado de la chaveta, empieza a resultar verdaderamente detestable. No deja de ser irónico que tras habernos hecho creer que Clace eran hermanos secretamente enamorados durante los tres primeros libros ahora resulte que Sebastian (o mejor llamado Jonathan), el verdadero hermano de sangre de Clary, también esté enamorado de ella, aunque de una forma perturbablemente tóxica y peligrosa debido a su sangre demoníaca. Perece que Cassandra Clare estaba particularmente interesada en explorar el amor romántico/sexual entre hermanos con esta saga.

La actitud arrogante de Isabelle a veces me irrita. Si bien es uno de mis personajes favoritos y me encantó que estuviera tan protectora con Clary al principio del libro, no me gustó sus contestaciones a Jocelyn, al igual que las que en el siguiente libro les da a sus propios padres.               

 

El último libro, Ciudad del fuego celestial, no se me ha hecho especialmente largo a pesar de que es el más gordo de todos y de que tardé más de una semana en terminarlo. Empezó bastante interesante, si bien no me gustaba que regresaran a Idris, pues los acontecimientos allí resultan un poco más aburrido que ambientados en Nueva York. No recordaba prácticamente nada de él salvo que se producía el momento clave en la relación de Clary y Jace (ejem…) y también me sonaba lo que leía del descenso a los infiernos. Me resultó particularmente interesante la parte en la que tienen visiones sobre aquello que desean pero de una forma equivocada. Eso sí me resultaba familiar aunque no recordaba en qué consistían las visiones.

Me he dado cuenta de que hay muchas más referencias a los libros complementarios de ese universo de las que yo recordaba, como los de Los Orígenes. No dificulta la comprensión de este, pero ahora entiendo porque la gente recomendaba leerlos en orden de publicación.

He de decir que he llorado como una magdalena cuando el demonio mayor padre de Magnus le robó los recuerdos de Clary y el mundo de las sombras a Simon además de su inmortalidad. Simon y Clary tenían una amistad preciosa y es muy trágico ver desaparecer de su memoria tantos años de complicidad y que empiece a tratarla como una completa desconocida. Vale que se soluciona un poco la situación al final, pero no me vale porque soy de las que creer que ese tipo de hechizos seguro que dejan secuelas y nunca lo recuerda todo por completo o lo siente como vivencias ajenas a él. Me pasó lo mismo en Los Juegos del Hambre cuando el Capitolio manipuló los recuerdos del pobre Peeta. Terminé el libro pensando que nunca volvería a ser el mismo que había sido.

 

                                                                         

Para terminar diré que he disfrutado mucho de este reencuentro con Cazadores de sombras y en particular con uno de mis ships favoritos, Clace, si bien las prisas que tenía por terminarme los libros debido a los otros que tenía pendientes obstaculizaban ligeramente su disfrute. Aún no me he animado a verme la serie de televisión porque intuyo que me va a decepcionar y porque no quiero que cambie la imagen física que tengo en mi mente sobre los personajes, pero apuesto a que acabaré viéndola tarde o temprano. 

 


Fuente imágenes: 

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