Calificación: 6’5/10. 3 estrellas de 5.
En una asignatura del máster tuvimos que escoger
entre dos libros de arte para hacer una reseña. Yo escogí Arte Gotico. Visiones gloriosas, de Michael Camille frente a El rostro de las palabras de Rocío Sánchez Almeijeiras porque este
último tenía fama de ser largo, complicado y pesado, y, para ser sincera, el
título me llamaba menos que el del otro.
He de decir que no me arrepentí de mi decisión. Si
no fuera por el estrés y por estar trabajando a contrarreloj debido a todas las
tareas que teníamos que hacer, lo cierto es que el libro me hubiese resultado
interesante y entretenido de leer.
La información está dividida en una serie de
capítulos subdivididos en tres nuevos apartados en función de su contenido
temático. Estos se ven precedidos por una introducción y complementados por la
presencia de un mapa de Europa durante el periodo gótico y anexos finales tales
como una cronología, la bibliografía consultada, un índice analítico y los
créditos de las ilustraciones. Sin duda el epígrafe que más ilusión y ganas de
leer me provocó fue el referido a la doctrina del amor cortés plasmada en el
arte gótico medieval. Siento una devoción especial por esa ideología amorosa, interés
que he explotado para la realización de varios trabajos universitarios sobre el
tema.
Está plagado de imágenes que ilustran distintas obras artísticas del
periodo gótico de la historia del arte, hecho que ayuda notablemente a evocar
dichas obras sin tener que recurrir a imágenes mentales abstractas de configuración
personal. He de decir, no obstante, que no siento una predilección especial por
el gótico, de hecho, no es una corriente artística que me guste demasiado. Mis estilos
artísticos preferidos desde hace mucho son el renacimiento y el barroco. Sin embargo,
el libro logra atrapar en buena medida tu interés.
El libro trata de ofrecer una visión general del
arte gótico que quizá peca de demasiado ambiciosa, al querer condensar, en
menos de 200 páginas, tanto los aspectos generales de este arte como las circunstancias
y sucesos que influyeron en ellos. Recurre, constantemente, a la descripción de
ejemplos concretos de obras particulares para argumentar aquello que el autor
sostiene. Esto, por una parte, ayuda a una mejor comprensión de la información
explicada, si bien, por otra parte, ralentiza y entorpece un tanto su lectura.
En definitiva, recomiendo su lectura a todas las personas
interesadas en el arte gótico o que, simplemente, sientan curiosidad por
conocer este arte empleando una visión general.
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