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viernes, 10 de junio de 2022

Lecturas de Mayo

Mi propósito de leerme seguidas las seis novelas de Jane Austen se vio interrumpido por un par de circunstancias. En primer lugar, la noticia de que un importantísimo examen que tenía pendiente iba a tener lugar en tan solo un mes, y, en segundo, que unos libros que había tomado prestados de la biblioteca ya no podían ser renovados más veces y tenía que leerlos sin más dilación para que me diera tiempo a devolverlos antes de la fecha límite.

Ello me obligó, a mi gran pesar, a terminarme cuanto antes Mansfield Park de Jane Austen (que encima es enorme) y dejar la lectura de las dos novelas suyas que aún me quedaban por leer para cuando ya hubiese realizado mi examen, y en su lugar buscar un tiempo del que realmente no disponía —entre rato de estudio y rato de estudio— para leerme esos libros que me corrían más prisa.

Por primera vez, he optado por hacer una reseña conjunta de todos ellos porque realmente no tengo tanto que decir sobre ellos como para dedicarles una entrada de blog a cada uno. Mansfield Park no lo incluyo aquí ya que hace semanas subí una reseña exclusivamente sobre él.

 

La Constitución explicada a mis nietas (2018), de Javier Pérez Royo: este, como ya intuiréis, no lo leí por gusto. Para la gran mayoría de oposiciones te piden prepararte algunos títulos de la Constitución —curiosamente no para las que justo ahora estaba preparando, pero eso no me disuadió—, por lo que llevaba un tiempo buscando algún ejemplar que a ser posible la hiciese un poco más amena y entretenida. Poco antes ya me había leído con gran esfuerzo y hastío un ejemplar de La Constitución española de 1978 que reproducía esta tal cual, sin resúmenes ni explicaciones complementarias que facilitaran su lectura. Visto lo visto, opté por probar con esta otra que yo esperaba que fuera una versión de nuestra constitución explicada con lenguaje ameno y sencillo. No resultó ser exactamente así, pero aun así no fue una mala lectura.

El problema es que el autor se ocupa más de explicar los antecedentes históricos que hicieron necesaria una constitución que la Constitución española en sí. Y de esta última tan solo explica realmente el preámbulo, el título preliminar y el primer título. No obstante, es bastante ameno y breve, su lectura tan solo me llevó un par de ratos y desde luego no constituye una pérdida de tiempo teniendo en cuenta lo frecuente que es su inclusión en los temarios de oposiciones. Eso sí, acabo de encontrar en mi propia casa un par de ejemplares de la Constitución explicada para niños y me he sentido realmente tonta por haberme molestado en ir a una biblioteca a por uno y leerlo con prisas sin molestarme en buscar primero en mi habitación.

 

#soyidhunita: el fenómeno de Memorias de Idhún desde sus orígenes hasta hoy (2015), de El Cronista de Salem: maravilloso. Lo volveré a leer seguro. Para los que no estén puestos en el tema,idhunita” es el apelativo que designa a los que somos fans de la saga Memorias de Idhún, que si aún no os la habéis leído no sé que estáis haciendo con vuestras vidas. Esta considerada el equivalente español a Harry Potter en cuanto a saga de fantasía juvenil que supuso un éxito inmediato y el encumbramiento definitivo de su autora. Yo no sabía de la existencia de este librito conmemorativo hasta que me topé con él en la biblioteca, y evidentemente, no iba a dejarlo allí. Eso sí, me ha tocado leérmelo deprisa y corriendo el mismo día anterior al último día que tenía de plazo para devolverlo. Me pegué el atracón y lo leí en tres horas y media seguidas, sin pausas.

Es muy muy ameno y entretenido y realmente interesante y valioso para todo fan de la saga. Yo diría incluso indispensable para cualquiera que se considere “idhunita”. El libro, básicamente, abarca desde las influencias tempranas que Laura Gallego recibió por medio de libros o películas para ir formando en su cabeza en mundo de Idhún desde su adolescencia, pasando por las circunstancias editoriales que hicieron pertinente que se pusiera por fin manos a la obra para dar forma a esa idea que llevaba tantos años germinando en su cabeza, hasta llegar a la impactante respuesta del público y todos los derivados que vieron la luz a raíz de este éxito: las quedadas de “idhunitas” en Madrid, las agendas de curso escolar, las nuevas ediciones, la enciclopedia que conmemoraba su décimo aniversario, la serie de animación, etc.

El libro incluye incluso fotografías de páginas del diario de Laura, de la interfaz de la primitiva primera página web sobre Idhún cuando internet aún se estaba introduciendo en nuestras vidas, de tweets más o menos recientes de fans que se estaban releyendo la saga o la estaban descubriendo por primera vez… La verdad es que el contenido es impagable. El Cronista de Salem (Pablo C. Reyna) hizo una labor encomiable y tuvo la suerte de trabajar codo con codo con la propia Laura para la elaboración de la Enciclopedia de 2014. ¡Qué afortunado! Me pregunto qué será lo que nos depare el vigésimo aniversario de la saga, esperemos que no hayan terminado las sorpresas.

Para quienes no lo hayan hecho, recomiendo que le echéis un vistazo a la reseña que hice hace unos meses sobre mi relectura de Memorias de Idhún. Es una saga que todos deberían leer al menos una vez en su vida. 

 

Mentiras históricas comúnmente creídas (1997), de José Luis Vila-San-Juan: este libro lo encontré enormemente rebajado en el Día del Libro y decidí comprarlo para mi tío y leerlo antes de dárselo. Desafortunadamente, no me dio tiempo a llegar ni a la mitad antes de su cumpleaños pero él se ofreció a volvérmelo a prestar y yo acepté confiando en que entre tanto estudiar encontraría un hueco para terminarlo. Craso error. No he podido proseguir con él hasta una vez realizado el examen y he de decir que no ha sido una lectura de la que haya disfrutado.

No soy precisamente una amante de la historia pero sí que me gusta aprender de todo y pensé que este libro sería una buena manera ya que la premisa era interesante. No solo no es muy largo y cada capítulo trata sobre un episodio completamente diferente de la historia de la humanidad —lo que debería contribuir a que no se haga tan monótono y pesado— si no que el hecho de que se ocupe de desmentir creencias muy arraigadas y repetidas por todos no deja de ser algo atrayente. Sin embargo, el autor fracasa en su propósito de enfocar esta tarea de una manera divulgativa y asequible para todos. En su empeño por no engrosar el tamaño del libro extendiéndose en exceso en cada pasaje histórico que aborda, termina por condesar en cada capítulo tal ingente cantidad de personajes, datos, referencias y sucesos que mi cabeza terminaba por explotar. Me veía a mi misma releyendo una y otra vez los mismos párrafos tratando de seguir el hilo de lo que se estaba contando y fracasando estrepitosamente. Llegaba un momento en el que ya no sabía quién era Pepito, quién era Juanito, con quién estaban emparentados o qué habían hecho con sus vidas para que yo en ese momento me encontrara leyendo sobre ellos. Que yo tenga carrera y máster no quita para que siempre haya repudiado las lecturas densas, complejas y que te exigen un gran esfuerzo intelectual. Lo que busco cuando leo es precisamente desconectar de todo eso, divertirme.

A pesar de ser yo una lectura sumamente maniática que odia dejar libros sin terminar o no respetar una lectura lineal de los mismos, con este terminé por saltarme páginas o incluso capítulos enteros, leer otros en desorden o hacer lecturas superficiales de partes que sabría que si no tendría que releer quinientas veces para comprender bien. Algo inaudito en mí de lo que no estoy nada orgullosa. Para colmo, aunque no me enterara de la explicación contextual de por qué determinada asunción histórica era falsa, pretendía enterarme —qué menos— de una manera sucinta y lacónica de la razón principal de por qué no lo era. Más que nada por si algún día en alguna conversación salía ese tema de conversación, que pudiese intervenir y desmentir esa creencia errónea con argumentos sólidos. Pues ni por asomo. Leer el libro —o más bien haber hecho el intento de leerlo—, me ha dejado tan poco informada históricamente como lo estaba antes. Aunque me parece muy bien que el autor se extienda en cada explicación y la desarrolle con todo lujo de detalles, yo he echado en falta que al final de cada capítulo lo resumiera en pocas líneas a modo de conclusión esclarecedora y aclaratoria.

Evidentemente, también dependía mucho del tema que se abordara en el capítulo en cuestión. A mí los únicos periodos históricos que alguna vez me han interesado son la Antigüedad y el Renacimiento, el resto me resulta infumable. Por ello, leer los capítulos sobre por qué era mentira que Cleopatra hubiese muerto por la picadura de un áspid o que los siete sabios de la Antigua Grecia no eran realmente siete me resultaba muchísimo más interesante y entretenido de leer que el que Nicolás II no hubiese sido el último zar de Rusia o que Lenin no fuera quien fundó el soviet, que inevitablemente se me hacía bola y era incapaz de enterarme de lo que estaba leyendo.

No es en absoluto un mal libro y para aquellos que quieran aprender de historia y que no tengan problema en gestionar este tipo de lecturas se la recomendaría, pero desde luego no era el momento para mí, y menos estando inmersa en la preparación de un examen asimismo tedioso.

 

Como conclusión diré que acabo de darme cuenta que las tres lecturas son de autores españoles y eso no es algo particularmente habitual en mí, más acostumbrada a leer traducciones de obras de autores extranjeros. 

 

Fuentes de las imágenes: Casa del libro y Goodreads

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