sábado, 10 de julio de 2021

Biografía: "Jane Austen: una escritora inconformista y rebelde en su vida y en su obra"

Terminé la tercera de las biografías de la colección Grandes Mujeres, esta vez sobre Jane Austen, autora que me ha interesado desde mi adolescencia, cuando leí Orgullo y Prejuicio. A pesar de tener alguna otra de sus novelas desde hace años no he empezado aún con ellas, pero tengo previsto solucionar eso más pronto que tarde, si no vuelvo a procrastinar como hago siempre.

Jane Austen (1775-1817) fue una novelista británica cuyas obras se caracterizaban por una sagaz e irónica mirada costumbrista sobre las relaciones sociales de su época. Nació en la rectoría de Stevenson, ubicada en Hampshire. Pertenecía a una familia burguesa agraria constituida por George y Cassandra Austen y sus ocho hijos. Recibían ingresos suplementarios de impartir clases en la rectoría. Fue educada en casa hasta que la enviaron en 1783 junto a su única hermana mujer, Cassandra, a la escuela de la señora Cawley en Southampton, donde ambas enfermaron de tifus debido a las penosas condiciones en las que la regente mantenía a sus alumnas. En 1785 acudirían al internado Abbey School de Reading (Berkshire), donde tampoco durarían mucho, esta vez por falta de ingresos para costear la escuela. Durante su crianza en su casa de Steventon, Jane era una lectora devota y participaba junto a su familia en representaciones teatrales en su hogar. A partir de 1787 Jane Austen comenzó a redactar su Juvenilia, que contenía parodias de obras literarias famosas en la época. Entre 1794 y 1798 comenzaría los borradores de Lady Susan, Sentido y sensibilidad, Orgullo y prejuicio y La abadía de Northanger, que no terminaría hasta muchos años después.

He de admitir que su vida no me ha resultado tan interesante y compleja como la de Mary Shelley o Hedy Lamarr, en parte debido a lo poco que aconteció en ella y en parte debido a su cortísima extensión, pues la pobre mujer falleció con tan solo 41 años.

Algunos pueden considerar que además de corta, su vida fue deprimente, pero realmente yo no lo veo así, sobre todo si la comparamos con la mala fortuna que tuvo la pobre Mary Shelley, por ejemplo.

Su vida básicamente consistió en cambiar frecuentemente de lugar de residencia para ajustarse al apretado presupuesto familiar, escribir con la escasa tranquilidad y privacidad de quien comparte hogar con otros familiares, disfrutar de charlas cómplices con su hermana y atender a otros parientes o conocidos que necesitasen su ayuda.

Independientemente de que nunca encontrara el verdadero amor como sí lograban sus personajes y que no viviera en la tranquilidad que ofrece una cuantiosa fortuna; sí cumplió su mayor sueño: dedicar su vida a la literatura y ser reconocida por su trabajo —aunque fuera a través de un pseudónimo para mantener a salvo su identidad real—. No contrajo matrimonio ni tuvo hijos —cosa que me enorgullece enormemente de ella—, no porque no tuviera la oportunidad, sino porque ella lo eligió así. Peticiones de matrimonio tuvo, pero se mantuvo fiel a sus principios y fue muy consecuente con sus ideas contrarias a los matrimonios por conveniencia en los que no existía amor de por medio.

Sí es cierto que no tuvo fácil cumplir su sueño de ser escritora. Su familia contaba con los ingresos justos, si bien podían vivir con suficiente comodidad. Eso sin olvidar que por el camino se cruzó con gente que trató de aprovecharse de su trabajo. Vendió los derechos de La abadía de Northanger al editor Benjamin Crosby por 10 libras y este se quedó en poder de la obra sin acceder a publicarla, hasta que, muchos años después, cuando ya era una escritora consagrada, Jane pagó por su devolución.

Además de estas dificultades, en 1801 se trasladaron a Bath, por lo que tuvo que renunciar a su adorado hogar, la casa en la que había crecido y había vivido feliz las primeras décadas de su vida. Eso y la muerte de su padre en 1805 —al que se hallaba mucho más unida que a su madre— seguramente fueron las peores pérdidas para ella. Un año después, la familia se trasladaría a Southampton. En 1810 vendió los derechos de Sentido y sensibilidad al editor Thomas Egerton, que se publicaría anónimamente un año después. Tras el éxito cosechado por esta obra, Jane le vendió por 150 libras los derechos de Orgullo y prejuicio, que sería publicado en 1813; y, en 1814, Mansfield Park. En 1815 se publica Emma por la editorial de John Murray, que le obligó a incluir una dedicatoria al príncipe regente.

En 1816 empiezan los primeros achaques derivados de la enfermedad que acabaría con su vida un año después. Recibe unas curas en saunas, lo que inspira su obra Sanditon, que nunca llegó a terminar. Persuasión y La abadía de Northanger son publicados tras su muerte y con ellas su hermano Henry Austen desvela por fin su identidad.

Leyendo su biografía se desvelan las fuentes de inspiración que tomó como referencia para la elaboración de algunos de los personajes de sus novelas, —desde familiares suyos hasta conocidos o amigos de la familia—, y para sucesos que acontecen en las obras, como las pedidas de matrimonio fallidas.

Lo que más me ha gustado de ella sin duda es su fina ironía y sarcástico sentido del humor, ya no en sus novelas, sino en su vida cotidiana, como refleja la correspondencia personal que intercambiaba con sus familiares más cercanos. Resulta extraño leer comentarios tan cínicos y deliciosamente divertidos en una mujer perteneciente a una sociedad que condenaba cualquier muestra de sagacidad y humor inapropiado que proviniera del sexo femenino. De hecho, la biografía apunta claramente cómo se esperaba de las mujeres que ocultasen cualquier signo de inteligencia que pudiese contrariar o molestar a los hombres con los que trataran. No fuera a ser que quedara en evidencia que su intelecto no estaba a la altura de una mujer o que esta no pareciera tan ignorante como se esperaba de ella…

Dicho esto, me sorprende especialmente que lograra ser reconocida en vida por su trabajo y que se evaluara positivamente su producción literaria, si bien, como no, tuvo que firmar todas sus obras sin mencionar su verdadero nombre, simplemente como “una dama”, pues no estaba bien visto que una mujer conocida por sus vecinos trabajase y mucho menos como escritora. No fue hasta su muerte que uno de sus hermanos reveló la identidad de la extraordinaria autora de las seis novelas que logró terminar antes de su pronta muerte, cuya causa extrañamente no es especificada en esta biografía, que se limita a explicar que padecía dolores y dificultades de movilidad desde un par de años antes de esa fecha. Me pregunto si tendría alguna relación con la severa enfermedad que padeció en su niñez, a pesar de que pareció recuperarse por completo de ella.

Esta falta de explicaciones necesarias es quizá lo que he echado en falta, porque al comienzo del libro también se nos menciona que tras su muerte su adorada hermana Cassandra quemó algunas de sus cartas y en ningún momento se nos llega a explicar el por qué. Tampoco recuerdo a ver leído el momento y causa de fallecimiento de su madre, quizá porque esta la sobrevivió.

Algo en lo que la biografía reincide de vez en cuando es que la imagen que sus hermanos trataron de ofrecer de ella dista un tanto de la esencia real que se refleja en su correspondencia personal. Era una persona mucho más astuta y ambiciosa de lo que admitían. Pero quizá simplemente se debiera a que trataban de proteger su memoria adjudicándole las cualidades que se presuponían mejores o más elogiables en una mujer por aquel entonces.

A pesar de que su vida no sea tan entretenida e interesante como la de otras grandes mujeres, nunca está de más informarse acerca de la autora que dio vida a algunas de las novelas de corte costumbrista más importantes que han existido y cuyo nombre merece ser escrito al lado del otro referente de la literatura inglesa, el mismísimo William Shakespeare. Además, siempre se aprenden cosas que hasta el momento se desconocían sobre la persona acerca de la cual se está leyendo. Yo, por ejemplo, ahora sé que comenzó a escribir una historia basada en sus constantes visitas a la sauna a la que asistía para intentar curarse, pero que nunca llegó a terminarla debido a los acuciantes dolores de los años finales de su vida que la obligaron aparcar su pluma para siempre. También he aprendido que escribió en su adolescencia divertidas parodias sobre sucesos y personajes históricos, a las que sin duda voy a intentar echar mano para reírme un rato.

 

 

4 comentarios:

  1. ¡Holaa! No he leído nada de Jane Austene excepto por Orgullo y prejuicio, pero lo abandoné en la mitad. Eso sí, me encanta que no se haya dejado llevar por las "normas" que se dictaban en esa época.
    Besoss ♥

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    1. Hola!
      Pues realmente te recomendaría que le dieses otra oportunidad, tanto la autora como la obra la merecen.
      Besos y gracias por comentar!

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  2. Hola!!
    Una de mis autoras favoritas, sus libros creo que son indispensables.
    Besos💋💋💋

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