Introducción: mis
reparos hacia el cine español.
Voy a dejar una cosa clara: siempre he despreciado el
cine español. Da igual que yo sea española.
Los pocos intentos que en el pasado hice por darle una
oportunidad a alguna serie o película de producción española resultaron infructuosos.
Si se trataba de películas, me resultaban aburridas,
lúgubres, incómodas y dramáticas (Alatriste,
El laberinto del fauno, etc.). Si se trataba de series, ni siquiera
terminaba un capítulo porque me resultaban forzadas, flojas, artificiales,
toscas y burdas (Aída, Aquí no hay quién
viva, etc.).
Además, es difícil que te guste algo a lo que no estás
acostumbrado, no puedes evitar compararlo con lo que más conoces. En este
sentido, yo estoy tan acostumbrada a escuchar las voces de actores de doblaje
profesionales, las cuales siempre son carismáticas, con personalidad,
identificativas, muy distintas entre sí, dotadas de una buena articulación y
vocalización (tan fácilmente como desprecio el cine español reconozco que en
doblajes somos absolutamente excepcionales), que, en comparación, es inevitable
que las voces de los propios actores figurantes me resulten anodinas, muy
iguales entre sí, con una pésima vocalización y pronunciación y nada de
carisma. ¡Si muchas veces apenas se les entiende lo que dicen!
Por eso, solo con unos segundos de escuchar estas voces
originales, ya siento un rechazo automático.
A esto hay que añadir que la actuación de los actores
españoles, en comparación con la de otros países, me resulta forzada,
artificiosa, nada natural y, en definitiva, muy “baturra”. Por último, los guiones
y diálogos me parecen muy toscos y burdos.
Como comprenderéis, este no es el mejor caldo de
cultivo para que yo acceda a ver una película española por iniciativa propia. Por
eso, si alguien me hubiera dicho hace unos meses que yo iría a ver al cine por
voluntad propia una película española sin que alguien me apunte con una pistola
en la cabeza, no le hubiera creído.
Sin embargo, últimamente anunciaban mucho Wolfgang en la televisión, ya había
visto el tráiler un montón de veces involuntariamente,
y reconozco que las tramas sobre personas con Trastorno del Espectro Autista me
suelen llamar la atención, sobre todo desde que vi las series Bright Minds y Woo, una abogada extraordinaria. De todas formas, nunca hubiera
ido a ver la película si no fuera porque me regalaron una entrada válida para cualquier
película y, sinceramente, no estaban echando nada mejor. Cuán deplorable debía
de ser la cartelera para que yo estuviera dudando entre una españolada y una película
de dibujos animados (Flow), otro
género que no suele llamarme nada la atención.
Tras ver ambos trailers, finalmente me decidí por esta.
Debido a todo lo antes mencionado en la introducción
previa, no iba con grandes expectativas, pero aun así consideraba que podía
estar interesante teniendo en cuenta la temática.
No me equivoqué.
No nos engañemos, no es ningún peliculón merecedor de Óscar.
No va a ser una película que se convierta en una favorita mía o que vaya a ver
muchas veces (aunque alguna vez más sí la veré), pero he de admitir que sí me
ha gustado y que, de hecho, un par de escenas me emocionaron hasta las lágrimas
(tampoco tiene mucho mérito, las películas me hacen llorar fácilmente).
Me costó entrar en la película y concentrarme en ella
por el choque que supone para mí lo que he mencionado sobre escuchar voces de
actores y no de dobladores, y porque, sin poder evitarlo, me encontraba a mí
misma más pendiente de leerles los labios a los actores para comprobar una
correspondencia exacta o no con lo que les escuchaba decir que de disfrutar de
la película en sí. ¿Cuál era el problema? Que no encontraba esta
correspondencia exacta. En unas palabras sí, en otras no. Esto me molestaba
porque no le encontraba sentido, hasta que até cabos: los nombres de los
actores eran claramente catalanes en su mayoría como había comprobado en los créditos
de inicio y estaba ambientada en Barcelona.
Entonces comprendí que seguramente estaba rodada en
catalán y después doblada en castellano, seguramente por los mismos actores; de
ahí la falta de equivalencia exacta entre lo que se escuchaba y lo que sus
labios pronunciaban. En efecto, di en el clavo, como acabo de comprobar
mientras redactaba esta reseña.
La primera mitad de la película tiene carices más
humorísticos, que residen, más que nada, en las particularidades de Wolfgang
como niño autista y su desdén y desprecio hacia su recién descubierto padre. Admito
tanto que me hacían gracia sus contestaciones como que en la vida real yo no
las aguantaría.
La segunda parte deja a un lado el humor y adquiere
repentinamente unos tintes profundamente dramáticos. Yo diría que demasiados, pues
no se avisa en el tráiler de que el espectador va a ver una película con un trasfondo
tan sumamente trágico. En mi opinión se han pasado un poco, más que nada
porque, en contraste con la primera parte, tanto drama resulta bastante
exacerbado y forzado, sacado de la nada y un tanto innecesario en una película
así. Creo que a quien la haya visto no le hará falta que le expliqué cuál fue el
primer momento en la que se me saltaron las lágrimas. Afortunadamente, es más
que nada una sola escena, si hubiera sido toda la película así, no me hubiese
gustado.
La otra escena que me arrancó alguna lágrima (esta vez
por conmovedora, no por trágica) fue el final, un par de gestos bonitos que
tuvo Wolfgang hacia su padre.
Estoy en paz con el final de la película. No fue tan
utópico e ideal como si ambos hubiesen conseguido lo que querían (ese final no
hubiese resultado nada realista), ni tan trágico como si aquella dramática
escena hubiera acabado de la otra forma en la que podía haberlo hecho.
Y es indudable que la escena final (aunque no
exactamente post-créditos) es impagable y de lo mejor de la película y
proporciona un alivio cómico en su final muy necesario tras tanto drama.
No fue tras haberla visto que realmente comprendí que
apareciera clasificada como “comedia/drama”. Realmente fluctúa del extremo de
un género al extremo del otro con mucha brusquedad, aunque afortunadamente el
segundo no es tan prolongado, de lo contrario me hubiera decepcionado.
En definitiva, para mi sorpresa me alegro de haberle dado una oportunidad a esta película “española” (ahora sé que realmente es catalana) en específico. La recomiendo mucho a quienes disfruten de historias de dinámicas padre-hijo en la que entra en juego el autismo y la pasión por la música clásica.
Calificación: 7'5/10
Fuentes de las imágenes:
https://www.universalpictures.es/micro/wolfgang
https://www.zendalibros.com/wolfgang-extraordinario-una-excelente-feel-good-movie-espanola-que-no-debe-pasar-inadvertida/
https://www.ecartelera.com/noticias/wolfgang-critica-pelicula-infancia-salud-mental-huella-80097/
hola, no conocia la peli, la voy a buscar a ver si me convence jeje
ResponderEliminarsaludos