Probablemente os pase como a mí y os abrume y confunda la abundancia de terminología que ha proliferado en cuanto a tipos de mechas en los últimos años. Como aclaración tanto para mí como para aquellos que también tengan dudas, he dedicado varias horas a investigar en diferentes páginas web en busca de las diferencias que distinguen a estas técnicas tan semejantes:
Balayage es un término que proviene del francés “barrido”.
Esta técnica aporta luminosidad mediante un degradado sutil que comienza desde la
raíz. Las mechas se esparcen y difuminan logrando un efecto muy natural,
empleando tonos tan solo un máximo de 3 tonalidades más claras que nuestro
color base. El empleo de diferentes tonalidades también le confiere volumen. Es
una técnica complicada que requiere el uso de láminas, celofanes o tiras de
malla, y que requiere la intervención de profesionales, por lo que no se pueden
realizar en casa. Otras fuentes sostienen que se aplica con un pincel a mano
alzada y que no necesitan papel de aluminio ya que no requieren calor. Aunque el
color se aplica a una distancia del cuero cabelludo, se incorporan mechas dispersas
que lo conectan con la raíz. Estas aparecen mayormente a ambos lados de la cara
en detrimento de la parte trasera de la cabeza.
El flamboyage es una técnica italiana semejante al
balayage, pero las puntas se aclaran aún más y para su aplicación se utilizan
láminas adhesivas transparentes.
Las mechas californianas son las más conocidas. Se aplican de medios a puntas
y sí requieren el empleo de papel de aluminio. Reciben ese nombre porque emulan
el aclarado que los surfistas de California sufren en el pelo debido a su
continua exposición al sol. Al igual que el balayage, tienen su origen en los
años 70. El resultado es menos natural, más marcado. El dip-dye constituye una versión
más sutil de las californianas.
El ombré conlleva un aclarado hasta las puntas acompañado de un oscurecimiento de las raíces. El
contraste es más pronunciado y menos gradual que el de las balayage. No hay una frontera clara entre dos
tonalidades como en las californianas. Otra diferencia respecto al resto es que
el aclarado no es tan intenso en lo referente al tono, es decir, nunca se llega
al rubio a no ser que la persona tenga el pelo claro. En las morenas se emplean
tonos arena, dorados, o caramelo.
El sombré es una versión suavizada, sutil y
natural del ombré, sin líneas de demarcación, por lo que requiere un menor
mantenimiento.
Las babylights se consiguen mediante pequeños mechones aclarados de forma
casi imperceptible para simular los reflejos naturales del cabello de los niños. Son mechas finas y
abundantes que se aplican
desde la raíz. Aportan luz, movimiento y volumen. Se obtiene un efecto más global. Se trata de tonos más planos y homogéneos,
y solo dos tonalidades más claras que la base.
En el colormelt (color derretido), se funden dos colores
para lograr el degradado. Es como si el color se derritiera partiendo desde la
raíz quedando su mayor parte arriba.
Las mechas ecaille o de “concha de tortuga” tratan de
emular el efecto del sol en la concha de los reptiles. Se aporta luminosidad a
través de la aplicación de tonos dorados, caramelo, castaños y chocolates. Para
ello, primero se oscurece todo el pelo en un color más oscuro que nuestra base
natural. Después se le aplican mechas tenues desde la raíz que se van
degradando hacia las puntas.
El bronde es un término nacido de la fusión de las palabras "brunette" y "blonde". Se limita a colorear los medios y puntas en un tono de rubio
menos claro y más natural.
El hair contouring, por su parte, pretende atrapar la atención
hacia puntos concretos y escogidos del cabello. Para ello se aplica con pincel
a mano alzada. Se pueden conjugar hasta cuatro tonos distintos para lograr
contrastes que favorezcan al rostro en función de las facciones de este.
Para concluir, convendría apuntar que unas mechas son preferibles frente a otras según el propósito que se persiga: las balayage o las californianas aportan mayor
volumen, mientras que el hair
contouring es recomendable para aportar luminosidad al rostro. Para cabello rizado o encrespado se recomiendan las sunlight, y para pelo extremadamente
corto se aconsejan las babylights, las californiandas o el touching.
Para pelos morenos y tez pálida, son favorecedores los tonos rojizos
o caobas, para morenas de tez morena, tonalidades más frías como el violeta. Por su parte, en cabello claro y tez morena, se recomienda el rubio ceniza o
tonos beiges. Si tienes la tez clara al igual que el pelo, te sentarán
fenomenal los tonos cobres.
Comparaciones visuales:
Fuentes consultadas:
https://www.balayage.xyz/
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