Calificación: 6/10. 2 estrellas de 5 (siendo muy generosa)
El libro en general me ha resultado bastante
decepcionante. Me esperaba algo más, ya fuera a nivel de interés, de contenido
o de comicidad.
Lo cierto es que el libro tiene tan poco contenido
que lo terminé en menos de dos horas, y eso que físicamente es bastante gordo.
Es lo que tiene llenarlo de hojas en blanco y escribir pocas frases por hoja. Generalmente
me gusta que los libros traigan abundantes esquemas o tablas porque los hace
más visuales y entretenidos, pero en este caso ha resultado descarado que un
libro tan ancho se termine en tan poco tiempo.
En general me ha parecido muy flojo y me he
sentido en desacuerdo con él en demasiadas ocasiones, sin encontrar una forma de ver la vida con un mensaje de autoaceptación
que realmente tuviera valor y en el que cualquier lector realmente pudiese sentirse identificado
con aquella mujer imperfecta que se reivindica en el libro. De hecho, quiero creer que la chica supuestamente natural y corriente que se defiende no se
corresponde en absoluto con gran parte de las mujeres de la sociedad, pues me parecería realmente deprimente que ser autentica y genuina consistiese en perder los papeles
emborrachándose hasta el descontrol cada día y recolectando “deslices” sexuales por doquier. ¿En
serio ese es el prototipo de mujer que defienden? ¿De verdad consideran que eso
da la felicidad? Eso es, probablemente, lo que menos me ha gustado del libro,
además de ciertas visiones de la realidad o capítulos tan moral y políticamente
incorrectos (además de muy mal gusto) que no he podido evitar saltarme alguno
de ellos en el transcurso de mi lectura. De hecho algunos pasajes parecen
querer inducirte incluso a sentirte mal si no comulgas con lo que
defienden, y se supone que esto es lo opuesto a lo que la obra pretende.
El libro es, además, enormemente contradictorio,
ya que, no solo lanza algunos mensajes o modelos de mujer tan ambiguos que no
estás segura de si defiende eso o lo contrario, sino que, teniendo como fin
reivindicar a la chica imperfecta, resulta que la mayoría de los capítulos
parecen destinarse a dar normas, consejos o indicaciones de aquello que debes o
no debes hacer para no quedar en ridículo, es decir, para perfilarte a ti misma
de acuerdo a lo que se considera que hace una chica perfecta. En muchas descripciones
de las salidas de olla de muchas mujeres yo no acababa de ver si el fin era
tratar de justificar cosas que, sin embargo, personalmente no me parece que se
puedan justificar, o esclarecer qué es lo que hay que evitar hacer (lo cual,
como he comentado, entraría en contradicción con el supuesto fin de la obra,
que es aceptarse una tal y como es).
No obstante, no todo ha sido negativo, de hecho
consideraría que si bien la primera mitad del libro está más bien suspensa y me
ha suscitado bastante rechazo por la falta de identificación con las ideas que
se defendían, la segunda mitad ha logrado mejorar mi opinión de la obra, pues
es más entretenida y las autoras no desbarran tanto. Empezó a agradarme más lo
que leía a partir del homenaje que se hace a ciertos tipos de mujer que no fueron populares en el instituto. En esta
segunda mitad, los contenidos se centran en la interacción de las mujeres
con los hombres, y las ideas que plasman
las autoras, si bien son más corrientes y estereotipadas, resultan más
aceptables, e incluso, en algunos casos, realmente divertidas. Destararía como
los mejores del libro, los apartados sobre el derecho de veto entre las amigas
respecto a un objeto de interés masculino, los tipos de hombres en función de
sus formas de terminar una relación con una mujer, y la reinterpretación de las
autoras de las siete fases de duelo que se atraviesan en una ruptura. Ese tipo de
capítulos lograban animar mi interés y aceptación por la obra que estaba
leyendo y provocarme una opinión notablemente más favorable acerca de ella.
Reconozco que en general, contiene puntos
originales e hilarantes, y es de lectura fácil y rápida, a ratos realmente
entretenida, sin embargo, le ha restado muchos puntos el pecar de generalizar en
exceso acerca de cómo son la mayoría de las mujeres y, sobre todo, el defender
ese tipo de vida. Quiero creer que si en esto último se raya lo indecoroso y lo
inapropiado de puro excesivo, es por ironizar y no porque realmente las autoras
piensen así.
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