domingo, 14 de noviembre de 2021

Relectura de la saga "Memorias de Idhún" (2004-2006)

Al fin me examiné y pude retomar mi relectura de sagas de fantasía de mi adolescencia, tópico que ha ocupado mis dos últimas reseñas. En este caso me tocaba aquella a la que le tenía más ganas, Memorias de Idhún de Laura Gallego, que es oficialmente la primera saga que me arrojó de lleno en la lectura, aunque había sido una gran lectora toda mi infancia.

Recuerdo con muchísimo cariño esta saga, que fue la primera en obsesionarme hasta el punto de que sus protagonistas me acompañaban mentalmente allá donde iba y en motivarme a releer de vez en cuando mis fragmentos favoritos. Esto también me sucedería posteriormente con otras de mis sagas clave como Crepúsculo o Crónicas vampíricas, pero Memorias de Idhún constituyó el pistoletazo de salida a todo ello. No obstante, al contrario que las otras dos sagas mencionadas, nunca volví a releer enteros los tres volúmenes. No hasta ahora.

Que yo recuerde, fue la primera saga que leí en la que se planteaba un triángulo amoroso en el que, como es habitual, la chica ocupa el centro y es cortejada por dos chicos. No obstante, mientras que con otras siempre he tenido absolutamente clarísimo a cuál de los dos debía escoger la chica si no quería desatar mi ira (Bella a Edward, Elena a Stefan, Katniss a Peeta, Clary a Jace, America a Maxon…) en este nunca estuve del todo segura, a pesar de que sí que sentía una debilidad especial por el misterioso, frío y peligroso Kirtash (y no me malinterpretéis, generalmente soy más favorable a los buenos chicos que a los chicos malos, pero es que Kirtash es absolutamente irresistible). Quizá por eso la forma en la que la autora decidió “resolver” este triángulo no me parece del todo mala. Ya hablaremos de ello más tarde porque si hay algo novedoso que separa a esta saga de otras con triángulo amoroso es la peculiar forma en la que este es gestionado, para nada convencional. No hace falta decir que vais a encontrar spoilers en este artículo. Solo avisaré por adelantado de los más graves.

Así pues, Kirtash fue quizás el primer personaje de libro del que me enamoré y fangirleé. No fue un amor tan fuerte, poderoso y duradero como el que he sentido por otros, eso sí. Pero Kirtash ejercía una fascinación considerable en mí. Un asesino despiadado, letal, esbelto, rápido y sigiloso como una pantera, con una siempre deseable melena castaña que enmarca unas facciones delicadas de rostro imperturbable e inexpresivo y unos ojazos azules pero fríos como el hielo que pueden penetrar en tu mente y leerla o, directamente, matarte. Pero que ama con pasión e intensidad hasta el punto de dar la espalda a sus ideales (por otra parte, más que cuestionables) y enfrentarse a su poderoso padre por proteger a la mujer que ama, y por ella también capaz de aliarse con el otro bando a pesar de que le detestan y no confían en él. No hay que equivocarse, Kirtash no cambia su forma de ser por Victoria. Sigue siendo un chico malo capaz de hacer cosas horribles. Lo que cambia en él es que por primera vez alguien constituye para él una razón para no hacerlas.

Uno de los puntos fuertes y novedosos de esta saga es, sin duda, la gestión que se hace del triángulo amoroso. Victoria no se pasa toda la saga dudando entre los dos chicos hasta que al final se decanta por uno como ocurre en casi todas las obras, sino que ella, con ayuda de uno de los chicos, que sin duda es muy abierto de mente en este aspecto, comprende rápidamente que su corazón nunca podrá elegir entre ambos y que no tiene por qué renunciar a una mitad de su alma porque los convencionalismos amorosos establezcan que se ha de vivir en monogamia. Recordemos que esta saga es de principios de este siglo. Sin duda Laura fue una auténtica visionaria al abordar un asunto como el poliamor o las relaciones abiertas —aunque nunca sean designadas con este nombre en el transcurso de la historia— en una época en la que esto todavía estaba mal visto y no era socialmente aceptado. Además, la forma en la que te explica los sentimientos de Victoria te hace entenderla a la perfección y rogar porque, en efecto, no renuncie a ninguno de ellos y se ate de igual forma a ambos, [SPOILER: llegando al punto de formar una familia de cinco miembros al haber concebido un hijo de cada uno de ellos]. Es hermosa la forma en la que se combinan dos historias de amor de carácter casi épico o legendario: una por estar prácticamente predestinada desde antes de nacer y otra justamente por lo contrario, por desbaratar lo considerado ético en ese mundo y luchar por su amor prohibido con todo lo que tienen.

No recuerdo exactamente qué opinión despertaba en mí de adolescente el hecho de que Victoria no eligiera entre Christian y Jack, pero no me suena que me pareciera del todo mal, quizá porque yo misma dudo entre ellos. Años después, sí que me encontraba a mí misma pensando que Victoria era un poco aprovechada y egoísta y que actuaba injustamente al no elegir entre ellos. No obstante, ahora, al haber refrescado mi memoria con esta relectura, me he dado cuenta de que entiendo a Victoria y que tampoco hay nada que reprocharle si a ambos chicos les parecía bien compartirla (bueno, en el caso de Jack más o menos). Los celos de Jack son razonables, mientras que Christian es extrañamente tolerante con la relación de Victoria con Jack, aunque egoísta respecto a convivir con ella. No acabo de entender por qué necesita desaparecer de la vida de su amada durante prolongados períodos de tiempo, por mucho que su esencia de shek prefiera la soledad. Debería entender lo doloroso que es para ella tener que soportar esas ausencias.

De esta saga me acordaba de muchas más cosas antes de releerla en comparación con las dos de mis dos reseñas anteriores, en parte por la citada relectura de mis partes favoritas en mi adolescencia. Durante la propia relectura también fui recordando más escenas a mayores que estaban próximas a suceder, por lo que realmente pocos acontecimientos me pillaban por sorpresa, si bien la idea que guardaba sobre ellos era sumamente vaga y nada detallada. Según leía también me iban sonando escenas o las iba recordando justo antes de que sucedieran.

 

Memorias de Idhún: La resitencia

El primero me ha vuelto a gustar muchísimo y a engancharme como en aquel entonces. No me ha defraudado lo más mínimo. Mucha gente se empeña en decir que releer libros que te gustaron en tu infancia o adolescencia no es buena idea porque en muchos casos te llevas un chasco y ya no te llenan como lo hicieron entonces, pero nada más lejos de la realidad. Ha sido sin duda uno de esos casos en los que vuelves a sentir lo mismo que sentiste entonces (incluso puede que más fuerte), porque a fin de cuentas, yo no he cambiado mucho como persona ni mis gustos literarios lo han hecho.

La personalidad de Victoria me gustó más en la primera parte de La Resistencia que en la segunda, donde estaba excesivamente borde y cortante con Jack, muy a la defensiva. Por suerte, su carácter se suavizó en los siguientes libros y solo lo sacaba cuando realmente debía hacerlo, como cuando defendía a Christian de Alsan y de Jack en el tercer libro.

Algo que no recordaba es que en el primer volumen parece quedar muy claro que es Jack, y no Victoria, el protagonista de la historia. Sin embargo, esto empieza a desdibujarse en la segunda parte y aún más en los siguientes libros, donde su papel no destaca más que el de Victoria o Christian en absoluto.

No había ningún personaje que me molestara o le tuviera manía en el primer volumen, si bien no me gustan los arrebatos de rabia e impulsividad de Jack en su primera mitad. He de decir que no me agrada que Victoria se creyera con derecho a “rebautizar” a Kirtash cambiando su nombre por Christian. Si le quieres, le quieres con su pasado, con todo lo que ha hecho, y deberías aprender a amar el nombre que antes te infringía temor en lugar de inventarte otro que te haga sentir más cómoda —Además, para qué engañarnos, Kirtash es un nombre mucho más sexy, por lo que me gusta más cuando se refieren a él de esa manera—. Tampoco me alegró leer lo distante que estuvo ella con los dos chicos durante su estancia en Limbhad al final del libro. Apruebo que no quisiera darles celos, pero que no fuera adecuado demostrarles su afecto en público no quiere decir que no pudiera hacerlo en privado, al igual que tampoco es justo que se dejara ver como unicornio por Jack pero no por Christian.

 

Memorias de Idhún: Triada

Sí admito que el segundo se me ha hecho algo pesado en ciertas partes. No solo es que sea un libro muy grueso (tiene más de 700 páginas con letra pequeña) sino que además Laura, en un noble intento por desarrollar largo y tendido la mitología del mundo de Idhún, acabó por meter quizá algo de paja. No digo que no sea interesante conocer más sobre este mundo que ella inventó, sus razas y criaturas, sus territorios y reinos, sus deidades… pero admito que en mí solo despiertan un interés moderado. Y es peor aún cuando lo que lees son páginas y páginas protagonizadas por personajes secundarios y no por el trío protagonista. Honestamente, si no fuera por Victoria, Kirtash y Jack, yo ni siquiera estaría interesada en esta saga. Sí que me gusta su fantasía y mitología, pero, al igual que me ocurre absolutamente con todas mis sagas preferidas, lo que realmente me apasiona de ellas y me motiva a seguir leyendo son sus romances, no sus aventuras. Esta continuación contenía demasiados personajes y me costaba distinguirlos y seguir el hilo sin liarme.

Por todo ello, cada vez que me tocaba leer algo sobre los personajes secundarios, me encontraba a mí misma exasperándome y resignándome interiormente, incluso a veces moviendo páginas para comprobar cuando iban a volver a aparecer los protagonistas. Nunca me saltaba ni un solo párrafo, no obstante, eso es algo que nunca he hecho y nunca haré. Siempre lo leo todo sin saltarme nada. En este aspecto, el segundo libro, en cada uno de sus capítulos, iba intercalando unas pocas páginas (o incluso solo párrafos) sobre las aventuras en las que se hallaban inmersos los protagonistas y otras pocas sobre alguno de los personajes secundarios.

Me decepcionó y molestó la actitud que mostró Christian con Victoria cuando esta le sorprendió besando a Gerde. Vale que ella estaba a la vez con dos hombres, pero eso no quita que sea comprensible que ella se enfade y se muestre dolida al encontrarse a Christian morreándose con la mujer que la torturó. Él debería haber mostrado más tacto y arrepentimiento después. Tampoco entendía cómo podía seguir teniendo tantas contemplaciones con su padre después de cómo le había torturado este. No obstante, más adelante fue Victoria quien me cabreó con su empecinamiento por matarle bajo la creencia de que él había matado a Jack. Jack había sido quien le había provocado y había dado inicio a la pelea y honestamente estuvo muy insoportable en los días en los que estuvieron los tres juntos. Además, en cuanto se dio cuenta del dolor que le había causado a Victoria, Christian se arrepintió de lo que había hecho y de hecho incluso lo vimos llorar por primera vez. El motivo de Victoria para matarlo, aparte de vengar a Jack, era eliminar a la otra razón que le quedaba para vivir para así poder dejarse morir, pero eso me parece tremendamente egoísta hacia Christian, como si su vida no fuera nada más que algo con lo que negociar. Es más, debería haberse disculpado con él cuando volvió a ser ella misma, mientras que actuó como si nada hubiera ocurrido.

Me sorprendió la constante tensión sexual de este segundo tomo. No la recordaba tan evidente puesto que sabía que no llegaba a consumarse hasta el último libro. Por otra parte, recelo de la postura de Christian ante este asunto. Decía que esperaría a que Victoria estuviera preparada. Sin embargo, la coaccionaba implícitamente lanzándole indirectas sobre sus ganas de llegar a algo más, así como al dejarse llevar demasiado en sus caricias.

Por otro lado, me hubiera gustado que el viaje de los tres juntos hubiera durado más. En cuanto a la cría de shek que la triada encontró en su trayecto, por muy irrelevante que fuera, es una lástima que resultara tener malas intenciones, porque me parecía muy tierno que Victoria y Christian ejercieran de padres con ella.

No recordaba en absoluto el personaje de Sheziss y me ha caído francamente bien (tan solo me resultaba familiar el hecho de que Jack apareciera en una cueva prisionero). Me gusta cómo es capaz de mantener a raya su odio y también sus inteligentes razonamientos. Jack me ponía de los nervios cada vez que perdía los estivos con ella y me agradó contemplar que finalmente las enseñanzas de Sheziss tuvieron un impacto en él y le hicieron madurar. Jack empezó a caerme mucho mejor después de eso. En general, los capítulos del periodo de Jack en Umandhun, lejos de parecerme pesados o aburridos, gracias a las enseñanzas de Sheziss me parecieron muy interesantes y filosóficos. Al igual que con Narnia, no recordaba un trasfondo tan profundo en la historia que se cuenta, acerca de la naturaleza del odio ancestral entre dragones y sheks. Nada es blanco o negro. Nadie es completamente malvado o bueno.

En cuanto al romance, si para mi desgracia Victoria pasa mucho más tiempo con Jack, por lo menos sus momentos con Christian son intensos y emotivos. Desde mi falta de convencimiento absoluto por lo que estoy diciendo, opinaría que mientras que según avanza la saga los momentos que pasan juntos son cada vez mayores, por otro lado quizá son cada vez menos románticos y conmovedores.

En cuanto a Shail, me gustaba más su personalidad en el primer libro, pues era más alegre y menos amargado, si bien se le comprende perfectamente puesto que no es plato de buen gusto haber perdido una pierna en una pelea.

 

Memorias de Idhún: Panteón

En el caso del tercer libro, un mamotreto de más de 900 páginas y quizá el libro más largo que he leído en toda mi vida, Laura fue más organizada en su primera mitad y esta vez eran capítulos enteros sobre los protagonistas intercalados con otros íntegramente solo sobre lo secundarios. Esto era peor para mí, porque, si bien me reconfortaba encontrarme con que tenía por delante un capítulo entero sobre Victoria y Kirtash/Christian (lo que realmente me interesa en esta saga), una vez terminado este me encontraba con uno entero en el que sabía que ellos no iban a aparecer en absoluto, cosa que no me molaba nada. Puedo sentir un cierto interés por Shail o por Alsan/Alexander, pero el resto de personajes no me importan lo más mínimo y me sobra bastante toda información sobre ellos o lo que hacen. Kimara, si bien no me cae del todo mal ni la odio, le profesé una cierta una cierta manía cuando rondaba a Jack y después cuando expresó sus deseos de matar a Christian, deseos que, sorpresivamente, pareció olvidar durante el tercer libro y ni siquiera volvió a hacerse referencia al tema.

He de decir que hubo actitudes de Christian que me decepcionaron mucho en el segundo libro y sobre todo en el tercero. Sobre todo el leer cómo él dudaba de sus sentimientos por Victoria y la ignoraba para conocer mejor a Shizuko y cómo se empeñaba en proteger a Gerde en la segunda mitad de la historia. Me encontraba a mí misma poniéndome de parte de Jack cuando este, tras haber defendido en múltiples ocasiones a su antes enemigo, se sentía traicionado por él.

El tercer libro lo comencé con una cierta reticencia, porque desgraciadamente sabía qué era lo que iba a ocurrir en su segunda mitad. [SPOILER: hablo de los embarazos de Victoria, que no hace falta decir que es lo que más me disgusta con diferencia de toda la saga, no solo por la temprana edad en la que queda encinta y cómo eso irremediablemente va a arruinar su juventud, sino también por la maldita manía de considerar que para que una historia de amor tenga un final feliz tenga que haber críos de por medio]. Aparte de eso, es quizá, el más aburrido de los tres. Salvo en el último tercio o cuarto de libro. Mucha divagación, explicación y teorías, poca acción. De la primera mitad salvaría los escasísimos momentos románticos que Victoria y Christian pasaron en Nueva York. La segunda es considerablemente más interesante y trepidante a pesar del poco tiempo que mi pareja favorita comparte juntos. Destacaría especialmente la huida de los tres de la diosa Wina en el bosque de Alis-Lithban, la fuga de Victoria con un malherido Christian, su recuperación y la acertada regañina que este le propinó a Jack por su conducta, la interesantísima conversación de Jack y Rando y las bodas, entre otros.

Algo que no me gusta de los romances de esta historia es el hecho de que solo se sientan atraídos los unos por los otros por su condición de híbridos. Se supone que cuando te enamoras de alguien, aunque ese alguien pierda aquello tan excitante que te hizo enamorarte de él, deberías seguir amándole, en lugar de perder el interés. El amor debería ser incondicional.

La profundidad filosófica y mitológica que me llamó la atención en el segundo tomo fue aún más desarrollada en el tercer libro y elevada a un plano todavía superior, pues se debate intensamente acerca de las motivaciones de los dioses respecto a los mundos y criaturas que crean, de su egoísmo y falta de preocupación por estos y respecto a su falta de capacidad para asumir que ellos también poseen un lado oscuro del que no pueden desprenderse tan fácilmente.

Por otra parte, Shail deja de estar tan malhumorado y vuelve a ser el chico amable con el que sabes que puedes contar cuando lo necesites. Su relación con Zaisei nunca me motivó lo más mínimo y opinaba que merecía a alguien más interesante que ella. Sin embargo, acabé simpatizando con ella debido a su genuino buen corazón y me alegré de que tuvieran un final feliz. [SPOILER: En cuanto a Alsan, lamenté profundamente su muerte, a pesar de lo insoportable que se volvió en la mitad final de la obra. Este cambio no se aclaró del todo si se debió solo a la acción de la roca maldita que Gaedalu le obsequió para controlar a la bestia o si eso solo sirvió como excusa o detonante para dejar salir una parte de él que siempre había estado ahí. Su comportamiento hacia Victoria y Christian fue indignante y me entristeció que sus últimas interacciones con los que habían sido sus amigos estuvieran empañadas y controladas por la acción de la piedra, que no pudiera conocer al hijo de Victoria y Jack y a tratarles a ellos mismos con la protección, cariño y paternalismo de antaño y a Shail con la camadería que corresponde a lo amigos que habían sido. En su lugar, Laura creyó que una muerte supuestamente heroica pero muy estúpida e innecesaria bastaría para que este personaje pudiera abandonar nuestras vidas en paz.

Hablando de esto, realmente me molesta que Laura considerara necesario matar a algún personaje importante en cada libro: Allegra en el segundo y Alsan en el tercero. Me apena también mucho que Allegra decidiera sacrificarse solo por matar a unos cuantos sheks y que no pudiera ver a su “nieta” vivir una vida feliz junto a sus maridos y sus hijos.

La autora también parecía tener una fijación con hacer pasar a Victoria por torturas o tormentos al menos una vez en cada libro. En el primero y segundo a manos de Gerde y Ashran y en tercero a manos de Alsan, Gaedaly y Qaydar y después para colmo durante el parto. Me llama la atención que Jack por su lado no fuera torturado en toda la saga a pesar de ser “al que más ganas le tenían” los malos. Pero, honestamente, el pobre ya tuvo más que suficiente con la trágica forma en la que perdió a sus padres al comienzo de la misma.

Laura ha querido darle un toque dramático no solo por esas muertes y la huida de Christian a la Tierra, sino por el hecho de que los personajes se llevaran un golpe de realidad respecto al hecho de que a los dioses no les importan lo más mínimo los mortales, que desaparecieran sin solucionar nada ni regenerar la estirpe de dragones y unicornios, que la magia fuera a desaparecer de Idhún eventualmente y que se insinuara que los sheks acabarían por gobernar la Tierra, así como el hecho de que el epílogo termine con la apresurada huida a la Tierra de Jack y Victoria porque querían darle caza a la hija que había concebido de Christian. Esto también me lleva a preguntarme cómo diablos se enteró la gente de que Victoria volvía a estar embarazada y que su hija era hija de Kirtash y no de Jack si estaban viviendo en secreto.

El final queda ligeramente abierto al no terminar con un final feliz convencional, sino por una huida marcada por los tintes dramáticos antes mencionados. Eso me hace preguntar si acaso quería dejar el final abierto a una posible continuación, si bien lo dudo mucho pues nunca he leído nada que indicara que Laura alguna vez había considerado expandir la historia más allá de esta trilogía. No obstante, algunas cosas del final parecían dar cabida a una continuación, como el hecho de que se reiterara que Covan quería seguir dando caza a las ya inexistentes serpientes y a Kirtash o el hecho de que emplearan la roca maldita para tallar las uñas de los dragones artificiales.]

 

Para poner punto y final a esta reseña, diré que me he sentido deleitada al revivir la magia de esta hermosa saga, que nuevamente vuelve a situarse entre mis favoritas al haber podido recordar y comprender por qué me había gustado tanto en su momento. Tal y como suele ocurrirme con muchos libros y series, siento mucha melancolía y nostalgia al haberle puesto punto y final y saber que ya no puedo hacer otra cosa que releer mis fragmentos favoritos para poder volver a sentir lo mismo de nuevo siempre que desee hacerlo.