sábado, 12 de diciembre de 2020

Opinión sobre la película "Las Brujas" (2020)

 

Calificación: 5’5/10. 2’5 estrellas de 5.

Cuando hace unos miércoles acudí al cine con una amiga para ver Emma (2020) —adaptación de la novela de Jane Austen—, no podía imaginar que terminaría viendo otra película muy distinta.

He de decir que, como se puede comprobar en mi propio blog, no había vuelto al cine desde principios de año, pues poco después nos pilló la pandemia y los cines pasaron a mejor vida durante meses. Es enorme el impacto que ha tenido el COVID en la industria cinematográfica, no solo congelando grabaciones temporalmente sino también aplazando múltiples estrenos. Sin ir más lejos, yo me había hecho a la idea de ir a ver Viuda Negra —de Marvel— en primavera de 2020 y ahora al parecer no la vamos a poder ver hasta nada menos que la primavera del 2021.  Dado que los grandes estrenos no querían arriesgarse a fallar estrepitosamente en taquilla por culpa de la abundancia de cines cerrados y de personas excesivamente temerosas de acudir a ellos, las pocas películas que se han estrenado una vez que algunas salas volvieron a abrirse han sido estrenos de poca monta.

No obstante, yo tenía ganas de volver al cine. En la cartelera de este otoño solo vi dos películas que llamaron levemente mi atención. Una fue Emma y otra fue la adaptación de la historia Las Brujas de Roald Dahl, porque yo en el máster tuve que leer unos cuentos suyos —no ese particularmente— y me parecieron bastante interesantes. No obstante, cuando vi el tráiler de esta última me decepcionó y me quedó claro que era una película regulera y floja dirigida más que nada a un público infantil, así que me incliné por la otra, pues además siempre he tenido las novelas de Jane Austen en mucha estima. 

Justo el día antes de ir a verla me pasé por el cine para asegurarme de que la tarde siguiente iban a emitirla y a la hora que figuraba en internet, ya que he podido comprobar que no muchos sitios se están molestando en actualizar en su página web los cambios derivados de la nueva situación sanitaria y yo no quería sorpresas. Pues si llego a quererlas…

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Acudía al cine con mi amiga convencida de que iba a poder verla sin problemas porque el día previo me habían asegurado que así iba a ser. Pues bien, fue pedir dos entradas para ver Emma y la joven que nos atendía nos contestó que la habían quitado antes de tiempo justo ese día sin darles una explicación. Imaginaos nuestra cara. La chica me aseguró que se acordaba de mí y que era consciente de que me había dicho el día anterior que iban a emitirla, y que lo sentía mucho pero que había habido un problema con la película que al parecer ni ellos mismos sabían en qué consistía y no les habían dado más explicaciones al respecto.

Así pues, o nos íbamos para casa o veíamos otra película para la que no tuviéramos que estar esperando mucho rato. Ya estábamos mentalizadas de ver algo y para colmo todos los bares estaban cerrados, así que decidimos optar por otra. Yo tenía muy claro, a pesar de haber visto el regulero tráiler de Las Brujas, de que esa era la única otra que me interesaba un mínimo para pagar por ella. Sin muchas esperanzas, optamos por ella.

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Un fiasco sí fue, pero hubiera sido peor si hubiera esperado algo realmente bueno de ella. Extraña, histriónica y algo forzada. Esos son los adjetivos que acudieron a mi mente cuando me propuse definirla al esbozar los primeros trazos de esta reseña. Muy predecible en ocasiones pero con un final lejos de ser el final perfecto que se podría esperar en una película que antes se ha definido como predecible. Facilona, floja, sin chispa y sin decentes toques humorísticos —más allá de los más básicos e infantiles— que podrían haber sido su salvación.

Tremendamente infantiloide en su narración y los diálogos, aún más de lo que podía apreciarse en el propio tráiler. Paradójicamente, el aspecto que cobraban las brujas cuando se hallaban a solas estaba lejos de ser child-friendly, porque era verdaderamente perturbador (hasta al añadir algunas de estas imágenes me da mucha grima). No me sorprendería que algún espectador joven hubiera tenido pesadillas esa noche, a mí su aspecto me resultaba realmente desagradable y no se me hacía fácil mirar. Por lo tanto, yo pensaba: ¿en qué quedamos, es para niños o no es para niños?

Lo mejor, la actuación de Anne Hathaway: diabólica, exagerada, desquiciada, histriónica y, en definitiva, más que pasable en su papel de líder del maquiavélico aquelarre de brujas. No obstante, el mejor personaje quizá fuera la abuela (Octavia Spencer), sin resultar sin embargo del todo convincente.


 

Por otra parte, no sé dónde vamos a llegar en lo relativo a lo que se considera “socialmente aceptado” o “políticamente correcto. Esta es una de las muchas películas en las que se ha optado por atentar flagrantemente contra la historia original solo para no levantar resentimientos e, irónicamente, los ha despertado igualmente. A ver si me explico. Siendo yo la primera persona en saltar a favor de los derechos de colectivos marginados (sobre todo en mi continua lucha feminista y pro-LGTB+), estoy, por otro lado, un poco harta de ver cómo series como Friends son atacadas por no tener a un personaje homosexual de protagonista —como si en todos los grupos de amigos tuviera que haber uno— o de leer que se pretende contratar a una actriz negra para interpretar a Ariel en La Sirenita cuando todo el mundo acude al cine con la idea y la ilusión de ver a la Ariel pelirroja de toda la vida. Me parece estupendo que en historias NUEVAS, contemporáneas, se abogue por la igualdad y tengamos entre los protagonistas a actores orientales, negros, homosexuales, transexuales o lo que quieran. Pero por favor, que no me toquen las historias de toda la vida. Ya hay tiempo de poner remedio en las nuevas, ¿qué necesidad hay de trastocar a la fuerza la idea que tenemos, por ejemplo, de personajes de nuestra infancia? Ya me cabreó sobremanera ver cómo en la serie de Crónicas vampíricas me cambiaban a la protagonista —rubia y de ojos azules en el libro— y a su mejor amiga —pelirroja— por una actriz morena de ojos oscuros y otra negra. Eso no es lo que he leído, y por tanto no es eso lo que yo espero y quiero ver.

En este caso en particular, no me ha importado lo más mínimo que los protagonistas —el chico y su abuela— fueran afroamericanos, de hecho, me ha parecido estupendo, pero porque no me había leído el cuento original de Roald Dahl, por supuesto. Ha sido hace un momento cuando me he enterado por un comentario de Youtube de que en el libro no eran así.

¿Por qué digo que a pesar de todo la gente ha encontrado algo de lo que quejarse? Porque por lo visto, el film ha recibido furiosas críticas por la forma en la que se representa a las brujas: calvas y con tres dedos, algo que se ha debido de considerar insultante para las personas que tienen malformaciones en las manos o que no les crece pelo en la cabeza. Y el director ha tenido que disculparse al igual que hace poco hicieron los creadores de Friends sobre el caso antes mencionado. En fin.    

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Sé que he hablado más sobre otras cosas que sobre la película, pero es que no hay mucho que se pueda decir sobre ella. Ni siquiera sé si la volveré a ver de nuevo de aquí a unos meses como suelo hacer con casi todas las que veo en el cine. Seguramente no.

 

Fuente de las imágenes:

https://www.ecartelera.com/peliculas/the-witches-2020/

https://www.glamour.mx/celebrities/gossip/articulos/the-witches-2020-todo-lo-que-debes-saber-sobre-el-remake-de-la-pelicula-con-anne-hathaway/14258 

https://www.farandulista.com/2020/11/05/gente-ofendida-por-las-manos-de-anne-hathaway-en-las-brujas.html

https://hipertextual.com/2020/10/brujas-roald-dahl-robert-zemeckis-critica

https://www.filmaffinity.com/es/film324792.html