domingo, 3 de diciembre de 2023

Reseña de recopilaciones de textos de Jane Austen

Dado que el año pasado ya me había leído sus seis grandes novelas, para terminar de conocer toda la producción literaria de Jane Austen solo me faltaba leerme sus relatos cortos, la mayoría de ellos escritos en su adolescencia y juventud. Tenía buenas expectativas porque había leído que en ellos se apreciaba en buen grado su característica mordacidad y que estaban provistos de buenas dosis de humor. No obstante, me han decepcionado un poquillo. Con razón sus obras más conocidas son las más reconocidas y no estas.

Las bibliotecas de mi ciudad adolecían bastante de recopilaciones de estas obrillas suyas, así que imagino que algún relato me habrá quedado por leer, pero, aún así, puedo afirmar que ya me he leído al menos el 90% de todo lo escrito por ella.

Esa tarea se me alargó mucho más de lo previsto (unos dos meses) debido a que me costaba muchísimo poder encontrar tiempo para leer y, honestamente, ha estado lejos de ser una lectura adictiva que me atrapara.

 

1) Querida Cassandra

Empecé por esta recopilación de correspondencia personal. Por tanto, en este caso no se trata de relatos de ficción sino de cartas personales que Jane dirigía a su adorada hermana Cassandra cuando vivían en lugares separados. Tan solo recoge las enviadas por la propia Jane, no las recibidas, que imagino que nunca se hicieron públicas para preservar la intimidad de esas personas. Debido a esto, como contamos solo con una de las partes de la conversación, hemos de deducir por las palabras de Jane a qué hechos se está refiriendo o a qué cosas escritas por la otra persona está respondiendo.

Las cartas están ordenadas cronológicamente y clasificadas por etapas de su vida en función de los lugares en los que iba residiendo. El libro está profusamente ilustrado con retratos suyos, de su familia, con dibujos de su hogar, planos de las ciudades, así como de elementos característicos de la época que son aludidos en las cartas, como modalidades de carros de caballos o de vestidos.

Debido a dos cartas concretas situadas al principio, que contienen un par de comentarios que me hicieron muchísima gracia porque demostraban a la suma perfección su hilarante sentido del humor (hasta un extremo un tanto bestia, en ocasiones su humor puede ser un poco negro), pensé que el resto de las cartas seguirían la misma tónica y que me depararían unas buenas risas. Sin embargo, desafortunadamente fueron un par de casos aislados y, si bien sí que se aprecia en general su característica sutil ironía, el resto fueron bastante corrientes y algo monótonas.

También podemos apreciar su confesa vanidad, pues no escaseaban momentos en los que se vanagloriaba en cierto modo de los logros que iba cosechando con sus novelas, que en su momento ya alcanzaron cotas de éxito notables.

Por lo demás, las cartas se caracterizan, como es obvio, por ser absolutamente cotidianas y costumbristas, describiéndonos la vida de ella y sus allegados o conocidos y revelándonos cosas sobre aquella época y sociedad.

Eso sí, se mencionan tal cantidad de nombres, no solo de familiares, sino de allegados, vecinos, conocidos, etc. que muchas veces me perdía y no entendía sobre quiénes hablaba.

Desgraciadamente, las cartas se van haciendo más tristes y deprimentes según enferma y se aproxima al pronto final de su vida. De hecho, la única carta que se incluye no escrita por ella es de una familiar comunicando su muerte.

 

2) El castillo de Lesley y otras historias de juventud

Este fue el único volumen recopilatorio de sus Juvenilia o relatos de juventud que pude encontrar en alguna biblioteca. Se trata de relatos escritos cuando tenía entre 12 y 18 años. Me llamó la atención el hecho de que se expresa muy bien para su edad, pero se nota su falta de madurez, de tablas y de experiencia en las incongruencias, la simplicidad esquemática y la poca profundidad que caracteriza estos relatos.

“Qué relatos más raros” eso era lo que más pensaba cada vez que me ponía a leerlos. Muchas veces me quedaba estupefacta ante lo que estaba leyendo, de lo confuso, absurdo y surrealista que era.

Son historietas muy cortas, de muy pocas páginas (incluso uno de los relatos tenía una sola página y eso sí que no lo vi venir porque tiene un final muy repentino y abrupto). Las caracteriza su inconsistencia, superficialidad de la trama y sobre todo, un sentido del humor completamente absurdo y sin sentido. Con las primeras yo es que me quedaba a cuadros, sumamente perpleja, no sabía qué diantres estaba leyendo. Realmente flipaba a cada página.

Es una lectura muy inesperada para todo lector acostumbrado solo a las seis novelas conocidas de esta autora, aunque sí que se capta cómo la ocurrente ironía tan característica de su escritura empieza a florecer y a desarrollarse.

Lo cierto es que ha pasado un poco sin pena ni gloria por mí y no tengo un interés especial por repetir su lectura en un futuro cercano. No te deja ningún tipo de calidez residual en el corazón como sí hace Orgullo y Prejuicio, por ejemplo.

Sí merecen una mención especial mis relatos favoritos: “Jack y Alice”, “William Montague” y “Las Tres Hermanas”.

 

3) Lady Susan y otras novelas 

Este libro llevaba al menos un par de años pendiente de leer en mi mesilla. El año pasado terminé tan empachada de Jane Austen tras leerme sus seis novelas seguidas que decidí dejar pasar un tiempo antes de leer este. Aprecio que contemos con un volumen recopilatorio en mi casa teniendo en cuenta que no abundan mucho por ahí.

En este caso, no se trata de pequeños cuentos sumamente breves escritos en su adolescencia sino de una colección de cuatro relatos algo más extensos (pero menos que una novela) que sí que son algo más conocidos: “Lady Susan”, “Los Watson”, “Amor y amistad” y “Sanditon”. El primero y el tercero siguen la estructura de correspondencia intercambiada entre los personajes como forma de narrar la historia, método al que yo no le veo mucho sentido y que no acaba de convencerme.

Para nuestra desgracia, el segundo y el cuarto están sin terminar. Son justo los dos que desarrollan una narración al uso, no basada en un intercambio de cartas. En el caso de Los Watson no sé conoce muy bien la razón tras su abandono, quizá simplemente se desinteresó, mientras que “Sanditon” quedó permanentemente mutilado debido a la tempranísima muerte de la autora, cuya enfermedad la dejó sin fuerzas para proseguir su escritura durante los últimos meses de su vida. Una auténtica pena, parecía que la historia prometía. Eso no ha obstaculizado que se hagan adaptaciones para la televisión de ellas, pues el fervor y obsesión por hacer películas o series de obras de Jane Austen no parece frenarse por el hecho de que la obra en cuestión esté sin concluir.

Lo cierto es que ninguno de los cuatro me ha entusiasmado, pero sí que se aprecia cómo la forma de escribir de Jane ha sufrido una mejora notable respecto a los cuentos de adolescencia del libro del que antes he hablado. Los argumentos son mucho más consistentes, coherentes y meditados, la narración es más seria y madura. Se echa en falta el humor, eso sí.

Lo que más destacaría de “Lady Susan” sería el hecho de que no nos presenta una heroína al uso. No es la típica protagonista de Austen, buena, humilde, de buenos principios e irreprochable conducta. Todo lo contrario. Lady Susan Vernon es taimada, astuta, manipuladora, controladora y vanidosa. Es viuda desde hace poco tiempo y no pierde un segundo de su tiempo en intentar conseguir a otro marido, seduciendo a dos hombres a la vez, e intentando casar a Federica, su única hija, en contra de su voluntad. La forma en la que la trata me parece sumamente despreciable, dejándola como una hija desobediente, caprichosa y estúpida delante de todos solo porque Federica no se muestra alegre y solícita ante los mangoneos de su madre y sus intentos por condenarla a un matrimonio sin amor. Su hija, de hecho, es buena y educada y se gana el afecto de todos los que deciden conocerla por sí mismos en lugar de escuchar los desvaríos de su madre. No obstante, la labia y las artes de seducción de Lady Susan son tales que es capaz de persuadir y convencer a todos los que no son inmunes a sus encantos.

A pesar de ser una protagonista tan desagradable, me complace que Jane se alejara de su prototipo de heroína estándar y probara algo nuevo. Hace más interesante la lectura.

Tengo poco que comentar sobre Los Watson porque lo cierto es que no me acuerdo de gran cosa. Los Watson son una familia numerosa que al tener problemas al cuidar de tantos hijos, cedieron la custodia de una de ellos a su tía. Esta, al volver a contraer nupcias, devuelve a la protagonista, Emma Watson (sí, como la actriz de Harry Potter) a sus padres. Emma se siente como una extraña entre sus hermanos, que llevan tantos años sin verla. Tan solo intima con una de sus hermanas, Elizabeth.

Lord Osborne, miembro de una familia muy rica, posa sus ojos en Emma, mientras una de las hermanas de esta trata de ganarse a Tom Musgrave, un amigo de los Osborne.

Poco más se puede explicar puesto la obra quedó a medias.

“Amor y amistad” se parece muchísimo más a sus cuentos de juventud, ya que, a pesar de su mayor extensión, mantiene el humor absurdo que los caracterizaba. La protagonista, Laura, ya cincuentona pero todavía muy creída y vanidosa, accede a contarle su vida a Marianne, la hija de su amiga Isabel. No parece ser muy consciente de ello pero no se deja precisamente en un buen lugar, ya que resultó ser una muchacha atolondrada e imprudente que se casa con un hombre al que acaba de conocer y se aleja para siempre de su familia. Después sufrirá miles de infortunios, ya que se queda en la ruina y las personas con las que convivía mueren antes o después por lo que irá de allá para acá buscando asilo al aprovecharse de las personas que va encontrándose por el camino, granjeándose amistades y enemistades y desmayándose a cada paso (literalmente, es uno de los toques humorísticos absurdos de la obra).

Es muy superficial y no deja ningún tipo de poso pero es una lectura lo suficientemente peculiar para resultar entretenida.

Por último, la última obra que empezó a escribir en su ya decadente tiempo de vida: “Sanditon”. El matrimonio Parker sufre un accidente durante un viaje en el que pretenden reclutar a un médico que contribuya a hacer aún más atractivo para los turistas el balneario que regentan. Son ayudados y acogidos por una familia, una de cuyas hijas, Charlotte Heywood, se llevarán consigo de vuelta para que conozca el balneario, que funciona sufragado por la fortuna de lady Denham, una mujer bastante engreída y arrogante. Allí, Charlotte también será cortejada por sir Edward, un chico mujeriego y zalamero que tiene interiorizadas las maneras y la conducta tóxica de los seductores de obras clave del Romanticismo que están de moda en aquel momento.

Una pena no haber podido saber cómo avanzaría la historia. 

 

Fuentes de las imágenes:

https://pictures.abebooks.com/isbn/9788449303494-es.jpg

https://www.polifemo.com/static/img/portadas/_visd_0000JPG018UO.jpg

https://m.media-amazon.com/images/I/81MfVO0KFgL._AC_UF1000,1000_QL80_.jpg


 

2 comentarios:

  1. Hola!!
    De todos solo he leído Lady Susan y me gustó mucho, los otros The Watson me dejó muy intrigada con su final. Gracias por la reseña y recomendación.
    Besos💋💋💋

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