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domingo, 20 de noviembre de 2022

Reseña de "El señor de los anillos" (1954) de J.R.R. Tolkien

Calificación: 5/10

1-Introducción: mejor tarde que nunca

Honestamente, esta tarea ha sido casi tan costosa como gestar y parir a un hijo.

Cuando en mis vacaciones de agosto mi sentido común sufrió un apagón y llegué a creer posible poder leerme tanto El Hobbit como las tres partes de El Señor de los Anillos en tan solo una semana, nunca hubiese creído en aquel entonces que me llevaría TRES MESES completar la tarea.

Por una parte, el libro engaña. Tengo esa edición del círculo de lectores en la que vienen La Comunidad del Anillo, Las Dos Torres y El Retorno del Rey en un solo volumen, y aunque es un mamotreto del copón, resulta ser todavía más largo de lo que aparenta el grueso del lomo, pues la letra es tan diminuta y con tan poco espacio entre las líneas que se tarda más de lo esperable en pasar de una página a la siguiente.

La segunda razón de mi tardanza era el poco tiempo del que disponía para leer (algo más de media hora diaria en el mejor de los casos, pero en el peor, que era el más frecuente, pasaba la mayor parte de cada semana sin leer nada en absoluto).

Pero la tercera razón y la principal era que tenía que releerme cada párrafo como diez veces para enterarme de lo que estaba leyendo. Por un aparte, debido a la enorme cantidad de descripciones de lugares y paisajes (no sabéis cuánto las odio). A mí me cuesta muchísimo imaginar en mi cabeza los lugares que me están describiendo, y aunque lo intentaba de veras, leyendo esas partes una y otra vez para poder situar a los personajes en su escenario, acababa por rendirme. Poca acción, poco diálogo (que es lo que más me gusta) y una exagerada cantidad de descripciones geográficas. Eso por no hablar de que la cantidad de territorios, regiones, poblaciones, etc. es tan abismal que cada vez que se volvía a mencionar un lugar yo ya no recordaba cuál era. Igual me sucedía con los personajes.

Por otra parte, carecía de los alicientes habituales para ponerme a leer. La historia nunca llegó a engancharme y completar la saga hasta el final se sintió más cómo un deber (no me gusta dejar libros a medias, quiero terminar lo que empiezo, y si lo hubiera dejado aparcado durante un tiempo al retomarlo no me hubiese acordado de nada y habría tenido que volver a comenzar de nuevo) que como un placer, que es lo que debería ser.

2-Mis impresiones sobre esta lectura

En general, se me ha hecho pesado, de ritmo muy lento, con una innecesaria y excesiva cantidad de descripciones y nombres propios, que llegar a agobiar.

Por una parte, desde el primer momento consideré que los personajes no contaban con una personalidad muy característica, carismática o marcada. Se sentían un tanto maniqueos, sin claroscuros, planos o poco desarrollados. Sam pronto me cayó bien, eso sí. Y aunque el alivio cómico, siempre necesario y pertinente, brillaba casi siempre por su ausencia, quizá los personajes que me resultaron al menos un poquito graciosos son Gandalf y Gimli.

Sam me parece adorable, tan bueno, fiel y leal a Frodo. Haría cualquier cosa por él. Lo cierto es que en torno a la mitad de la obra algunas escenas entre ellos ya empiezan a dar qué pensar en si pudiera existir un trasfondo romántico implícito, por la forma en la que se desvive por él y el cariño y cuidado con el que lo trata. Honestamente, Frodo no le merece porque parece dar su lealtad incondicional demasiado por hecho, no parece darse cuenta de hasta qué punto Sam lo da todo por él.

No he llegado a empatizar o vincularme emocionalmente con ningún personaje salvo un poco con Sam, que sin duda es mi favorito. Frodo en sí  me ha resultado muy descafeinado y amargado. Aunque comprendo que su actitud se debía en gran parte al efecto del anillo, aun así no hubiera estado de más mostrar más agradecimiento.

Por otra parte, pensaba que se profundizaría más en el personaje de Legolas, pues era uno de los nombres que más me sonaban antes de empezar la historia, pero se ha pasado muy por encima respecto a él.

También es decepcionante, como lectora femenina que soy, que no haya más mujeres relevantes en la historia, pues evidentemente eso juega muy en contra de mis posibilidades de empatizar o sentirme identificada con los personajes. Eowyn sí me ha gustado como personajes femenino, pues además atenta contra los estereotipos propios de la época al ser una mujer fuerte, decidida y valiente. Podría haberse explotado mucho más ese personaje.

Los capítulos más interesantes, aparte de aquellos en los que están Frodo, Sam y Gollum como trío, son el de La voz de Saruman (conversación de Galdalf y la compañía con Saruman) y el de la batalla en la que cae Theoden.

La narración de La compañía del anillo parece más centrada en el anillo único, la de Las dos torres en Saruman y El retorno del rey en la batalla. Que en origen se tratara de un único libro dividido solo con posterioridad en tres partes explica que el final de los dos primeros libros fuera tan descafeinado y en cliffhanger, sin resolver nada.

Tanto en Las dos torres como en parte de El retorno del rey hubo una división clara entre los protagonistas. Durante la primera mitad de cada uno de estos libros los capítulos estarían protagonizados por el resto de la compañía del anillo, mientras que en la segunda mitad se narraría qué hacían mientras tanto Frodo y Sam. Lo cierto es que yo hubiera preferido que se hubiesen ido intercalando los capítulos sobre ellos dos y los capítulos sin ellos, hubiera resultado menos lineal y monótono.

Para mi sorpresa, aquellos en los que aparecían solo Frodo y Sam —con el añadido de Gollum—, en lugar de parecerme más aburridos por carecer de otros personajes secundarios, fueron los capítulos que más me entretuvieron. Golum siempre anima la fiesta y te mantiene alerta de sus intenciones. Es un personaje que añade interés, si bien jamás me fié de él ni por asomo.

SPOILERS: No me molesté en hacer muchas predicciones de futuro sobre la historia y la mayoría las hice solo durante el primer libro, pero tuve buena intuición sobre que Gandalf no había muerto y sobre que Boromir iba a intentar jugársela a Frodo, aunque no vi venir una muerte tan repentina estando la historia tan poco avanzada e incluso pensé que realmente no estaría muerto y volvería a aparecer. También tenía la sospecha, que deseaba que no se cumpliera, de que Aragorn moriría. Afortunadamente me equivoqué, aunque su personaje fue perdiendo atractivo para mí en la recta final de la historia. También me decepcionó que él y Eowyn no terminaran juntos. Sinceramente, para cuando volvió a aparecer Arwen, yo ya no recordaba ni quién era.

3-Conclusión

A mí sinceramente se me ha hecho muy lento y pesado, leía más por obligación que por gusto, cada vez que empezaba un capítulo me veía comprobando cuántas páginas me faltaban para acabarlo. No me he metido en la historia como con otras porque nunca llegó a atraparme. Normalmente si me gusta un libro, cuando dejo de leer mi mente no desconecta de la historia y sigo pensando en ella. Esta vez no me pasaba, no pensaba en absoluto en los personajes cuando no estaba leyendo.

¿En conclusión? Me ha decepcionado un poco. Entiendo solo hasta cierto punto su fama, pero está claro que no es para todos los gustos. En mi humilde opinión, Harry Potter le da mil vueltas. Es más divertido, ameno y entretenido, más misterioso y con más suspense.

Estará muy trabajado y sin duda Tolkien profundizó con mucho detalle en el universo creado. Aprecio el trabajazo que hay detrás, aunque por otra parte no es mucho mayor que el que Laura Gallego pudo hacer para Memorias de Idhún, que sin embargo no está nada reconocido.

Eso sí, me alegro de haberlo leído y volveré a leerlo en un futuro. Y quizá esa vez lo disfrute más, pues no estaré tan perdida, ya conoceré bien a los personajes y algunos lugares y las expectativas no jugarán en mi contra.

sábado, 3 de septiembre de 2022

Reseña de El Hobbit de J.R.R. Tolkien (1937)


Calificación: 6’5/10. 3 estrellas de 5.

1-Introducción: Por qué no había leído a Tolkien hasta ahora:

Aunque sorprenda a muchos, yo nunca había leído los libros de El Señor de los Anillos ni había visto las películas. Estas salieron cuando yo aún era muy pequeña como para que me llevaran a verlas y nunca me las pusieron a posteriori ni yo tuve interés en verlas. Tampoco me planteé leerme los libros. Pero, según vas creciendo y aprendes cosas, vas averiguando lo reconocido que está J. R. R. Tolkien como autor, lo mucho que influyó esta saga en la literatura fantástica posterior, etc. Y empieza a picarte la curiosidad. Empecé a considerar que había sagas que se consideran casi de obligada lectura, por lo que me propuse dejar de procrastinar y empezar a tacharlas de la lista de pendientes. Eso hice en el 2020 con los libros de Harry Potter —aunque en ese caso yo ya era Potterhead porque era super-mega-hiper-fan de las películas— y en este 2022 con El Señor de los Anillos. Ya había decidido firmemente leérmelos este verano cuando, para colmo, encontré un trabajo en el que un par de compañeros están muy obsesionados con la saga y no paraban de hablar de ella. Quería poder participar en las conversaciones y, sobre todo, no tragarme spoilers.

Ahora bien, con el trabajo en cuestión vino un gran inconveniente: la escasez de tiempo libre. Mi espléndido año de lecturas —llevaba casi 30 libros leídos en este 2022— se vio interrumpido abruptamente y ya apenas encontraba tiempo para leer —razón también por la que no puedo actualizar este blog más a menudo—. Decidí esperar a unos poquillos días libres que nos iban a dar y, yo, ilusa de mí, llegué a creer que podría leerme tanto El Hobbit como los tres libros de El Señor de los Anillos en poco más de una semana. Qué ilusa fui. Para cuando terminaron mis días libres había conseguido leerme El Hobbit pero apenas había empezado con el primer volumen de El Señor de los Anillos.

No me enrollo más. Comencé por El Hobbit porque estuve investigando y dado que cronológicamente es anterior lo consideré lo más pertinente y me alegro de haberlo leído primero.

2-Mi opinión sobre El Hobbit:

No tenía muy claro que esperar de esta obra, más allá de lo básico —una historia que tiene lugar en el mismo universo del Señor de los anillos pero mucho más breve y dirigida a un público más joven— lo que sí esperaba era terminármela en tan solo un día o como mucho dos y lo cierto es que me llevó cuatro días, aunque claro, no es que me sobrara tiempo para leer.

Algo que pude captar desde el comienzo fue la enorme semejanza que guardaba con Las Crónicas de Narnia de C.S. Lewis. Ya no solo en la premisa de un grupo que vive aventuras en un entorno de fantasía, sino también en la forma de narrar, en las interpelaciones que hace Tolkien al lector, en el tono agradable y amigable de la historia, etc. Esto no me extrañó demasiado puesto que era consciente de que Lewis y Tolkien eran coetáneos y colegas. Por ello, no me cabe la menor duda de que a quienes les guste El Hobbit disfrutarían leyendo Las Crónicas de Narnia y viceversa.

Lo cierto es que la historia me ha dejado un poco indiferente. No ha sido tan liviano y ameno como esperaba. La historia no me resultaba adictiva aunque tampoco era aburrida. Por increíble que pueda parecer, se me hizo un poquillo larga a pesar de su objetiva brevedad. Me encontraba a mí misma mirando los capítulos que me faltaban, aunque eso se debía más que nada a mi empeño en terminarlo cuanto antes para leer todo lo que pudiera de El Señor de los Anillos antes de volver al trabajo.

Hay algo que a mí particularmente se me hace muy pesado y denso como lectora y son las descripciones largas, sobre todo si son de localidades o paisajes. Son los típicos pasajes que tengo que leerme veinte veces para enterarme de lo que se está describiendo y ni por esas logro imaginarlo en mi mente. Para mi gusto, encontré demasiadas descripciones en El Hobbit y, para mi desgracia, eso no era nada para las que iba a encontrar después en El Señor de los Anillos.

A las descripciones largas y densas se sumaba otra cosa que también me desquiciaba: las canciones. Lo hubiese tolerado mejor si viniesen más a cuento o si la letra tuviera más sentido e importancia para la historia, pero se introducían en cualquier momento sin motivo y con letras de lo más absurdas. Quizá sea esto lo que menos me haya gustado.

Otra cosa que me ha decepcionado es que no hay nada en la historia que me haya sorprendido o fascinado ni un poquito. Debido a su reputación como autor de fantasía, pensé que Tolkien habría creado seres novedosos u originales, pero los elfos, enanos, dragones, etc. Todo eso está muy visto ¿no? No digo que en su momento no estuvieran tan trillados, pero desde luego ahora ya han perdido toda novedad. Los hobbits son los únicos seres nuevos que presenta.

Para mí, el pasaje más interesante probablemente haya sido el encuentro de Bilbo con Gollum y los acertijos que se hacen mutuamente. Al contrario que las canciones, los acertijos sí resultan interesantes de leer. Incluso hacía alguna pausa para intentar averiguar la respuesta durante los diez segundos que es capaz de aguantar mi paciencia. Aparte de eso, es un pasaje muy importante para la historia por razones obvias y que cambia el curso de los acontecimientos de toda la saga. También me hizo una cierta ilusión toparme con prácticamente el único personaje que me sonaba de la saga y con una de las escenas más míticas que hasta yo conocía sin haber visto las películas.

Soy consciente de que en esta reseña priman más los defectos sobre las fortalezas, pero es que, realmente, es lo poco que considero pertinente mencionar. Su lectura no es ninguna pérdida de tiempo y merece la pena solo por su relevancia para la historia de la literatura. Además, no es aburrido en absoluto. Pero nada más.