Calificación: 8'5/10
Estoy enormemente satisfecha con
esta lectura. Intuyo que no va a ser uno de los primeros libros que se me
vengan a la cabeza cuando me pregunten por mis libros favoritos y no ha sido
uno de aquellos que me dejan tanta marca que me paso días después pensando en
sus personajes ni los guardo especialmente cerca de mi corazón. Sin embargo,
mientras lo leía me gustaba y conmovía tanto que consideraba que podía pasar a
engrosar perfectamente mi lista de libros favoritos.
Desde el primer momento ya me
enganchó. Pintaba muy bien desde sus primeros capítulos. Pocos libros me
atrapan tanto desde las primeras páginas. Parte de la premisa, no novedosa, de
un trato que una chica de 23 años realiza con lo que nosotros podríamos
entender como el “diablo” (no se utiliza esta terminología en el libro): tiempo
ilimitado para vivir su vida libremente a su manera, a cambio de su alma cuando
muera. Evidentemente, al “diablo” (lo llamo así para que me entendáis) no le
rentaría esperar indefinidamente por este alma si ella se vuelve inmortal, por
lo que trata de hacerle la vida imposible buscando que ella misma renuncie a la
vida. ¿Cuál es una forma cruel de intentarlo? Evitar que ella pueda ser
recordada por cualquier persona que la conozca o con la que se cruce. Así,
jamás podrá tener amigos o pareja, ya que todo el que la vea la olvida en
cuanto la pierden de vista.
El estilo narrativo es peculiar. Hay
constantes saltos hacia delante y hacia atrás, dependiendo del capítulo, lo
cual lo hace más ameno que si durante muchos capítulos solo te narraran el
pasado o el presente. En otros libros suele esperarse a un momento concreto de
la trama y después dar un largo salto atrás, a veces durante varios capítulos
seguidos. Aquí, sin embargo, se van intercalando los capítulos en el presente y
los capítulos en el pasado, lo que logra mantener más el interés pues la
narración se hace más variada.
La narradora cuida especialmente la
expresión verbal. Es más poética y metafórica de lo habitual en este tipo de
historias. Consigue llegar mucho al corazón gracias a la forma en la que
formula los pensamientos y sentimientos de Addie. Y Addie como personaje
inspira mucha compasión y empatía.
También es original que en lugar de
presentarse una visión simplista y tradicional sobre la religión (Dios y diablo/Lucifer),
se ofrezca una distinción entre dioses antiguos y dioses nuevos o dioses del
día y de la noche.
Me siento dolorosamente identificada
con Henry. Pocos personajes sobre los que había leído me habían resultado tan
realistas y humanos. Es un chico de 28 años que desde que nació se sintió
diferente al resto, que no encajaba. Demasiado sensible, no se sentía querido
ni valorado por nadie, ni por su familia, se sentía perdido en la vida, sin encontrar
su vocación, con ese terror paralizante de sentir que se le está pasando la
juventud sin haber descubierto su verdadera pasión, ni su media naranja, ni su
lugar en el mundo. Evidentemente, no apruebo es que se evadiera de su dolor
mediante la ingesta de drogas. Pero por el resto de lo explicado sobre él,
nunca había encontrado a un personaje tan similar a mí en ninguna obra.
A pesar de que la historia no es
particularmente impredecible (en cuanto interviene el personaje de Henry puedes
esperarte lo que va a suceder), si lo es algo más el cómo tiene lugar el
desarrollo de estos acontecimientos que esperas, y sobre todo el final.
No quiero contar nada más para no
estropear la historia, solo me queda recomendarlo encarecidamente, porque
merece muchísimo la pena. Sobre todo a quien valore que lo que podría haberse
limitado a ser una historia ficticia de fantasía se revista de algo mucho más
profundo, con mensaje sobre la vida, y cuidando muchísimo la narración, tan profunda,
sentida y poética.
No hay comentarios:
Publicar un comentario