Calificación:
6’5/10. 3 estrellas de 5.
Con
Persuasión finalizo la última de las
novelas de Jane Austen —publicada póstumamente— y culmino mi propósito de
leerme siguiendo su orden de escritura las seis narraciones largas que terminó
antes de morir. Aunque también me gustaría leerme sus narraciones cortas y
tempranas como sus Juvenilia, Lady Susan o
Amor y amistad, voy a dejar esto para
más adelante porque ahora mismo estoy un poco empachada de Austen.
El
motivo de haberme leído sus seis novelas prácticamente seguidas residía por una
parte en mi riguroso —y paranoico— sentido de la organización y, por otra, en
el deseo de poder comparar sus obras entre sí teniendo todas ellas suficientemente
frescas en mi memoria. No obstante, admito que, dado que la premisa de todas
sus obras es casi la misma y el desarrollo de los acontecimientos altamente
similar, termina por convertirse en una lectura algo monótona. Seguramente,
leer sus libros intercalados con otros de temáticas totalmente distintas sea
mayor garantía de disfrute del encanto particular de cada uno de ellos.
Persuasión es un volumen muy breve, pero me ha
llevado más de lo previsto (5 días) porque leía pocas horas al día. He de decir
que mis expectativas con esta historia no se han cumplido y me ha decepcionado
levemente. La razón para dichas expectativas es que hace muchos años una
antigua amiga me aseguró que Persuasión
le había gustado incluso más que Orgullo
y Prejuicio. Por ello yo confiaba en que el romance narrado me llegara más
al corazón de lo que realmente me ha llegado.
[SPOILER: Lo más bonito del libro fue sin
duda la declaración del capitán Wentworth a Anne vía carta, y, lo más
interesante, las revelaciones que la señora Smith le hace a Anne acerca del
señor Elliot, las cuales por otra parte no resultaron demasiado sorprendentes
en sí.]
Lo
peor de su lectura sin duda alguna ha sido para mí lo penosa que era la
traducción de la edición, cosa que evidentemente no es culpa de la historia en
sí. Recomiendo que, leáis la obra de Jane Austen que decidáis leer, no lo
hagáis a través de una edición de la editorial Pluto Ediciones, a no ser que
esté convenientemente corregida. Yo este ejemplar lo conseguí rebajado en una feria del libro hace años y al leerlo
al fin en la actualidad me he escandalizado de la cantidad de errores de género
y número y construcciones gramaticales y semánticas dudosas y cuestionables que
me he encontrado. Aparte de lo feo que resulta leer erratas, estas en algunos
casos realmente dificultaban la comprensión de lo que se estaba leyendo, y
algunas oraciones resultaban muy forzadas. No puedo entender como un ejemplar
tan evidentemente poco corregido puede ser llevado a imprenta sin una
inspección pertinente.
Por
si esto fuera poco, se trata de una de esas traducciones en las que el
traductor en cuestión tiene la pésima idea de traducir también los nombres
propios de los personajes para que suenen más españoles, mientras que los
apellidos permanecen igual. Esto no tiene ni pies ni cabeza y resulta
insultante para el lector. Puedo llegar a tolerar leer Ana en lugar de Anne o
María en lugar de Mary, pero obviamente me chirría en exceso tener que leer
Federico en lugar de Frederick, Ricardo en lugar de Richard, Carlos en lugar de
Charles o Isabel en lugar de Elizabeth. Por favor, ¿qué lector va a tener
problemas en seguir bien la historia solo por leer los nombres en su lengua
original? Es completamente ridículo. ¡Si encima en la sinopsis de la
contraportada y en el prólogo aparecen en inglés! No hace falta decir que solo
eso hubiera sido razón más que suficiente para mí para comprar otra edición
distinta si hubiera llegado a saberlo en su momento. ¿Qué es lo peor de todo?
Que en la última feria del libro, el mes pasado, me compré Sentido y Sensibilidad en esta misma edición (era la que estaba
rebajada, ahora entiendo por qué). Era la única novela de Austen que no tenía
en mi casa, me la había leído el mes anterior por un ejemplar de la biblioteca
municipal. Si llego a saber que iba a hacer una compra tan desafortunada,
hubiera esperado a conseguir una edición mejor aunque me hubiera salido más
cara.
Volviendo
a la crítica sobre la obra que nos ocupa, los personajes parecen más planos y
estereotipados que en sus otras novelas y no sufren una evolución o crecimiento
personal a lo largo de la misma. Hay personajes vanidosos y mezquinos a los que
solo les preocupa el prestigio, la fortuna y la posición social, como Sir
Walter o Elizabeth, sencillos y gentiles como Anne, pero ninguno de ellos
cuenta con un carisma o encanto especial que haga atractiva su aparición.
De
hecho, mientras que otras protagonistas de Austen como Lizzie Bennet o Emma
Woodhouse son mujeres decididas, obstinadas, resueltas y de carácter fuerte;
Anne Elliot resulta en comparación sumisa y débil, sin llegar al extremo de
Fanny Price en Mansfield Park.
También
se echa en falta un personaje que, por medio de sus comentarios o actitudes,
desempeñe el papel de alivio humorístico, como ocurría en Orgullo y Prejuicio con el señor Bennet o en Emma con el señor Woodhouse o la señorita Bates. El interés amoroso
de la protagonista también carece del atractivo o magnetismo que resultaría
deseable en él. No obstante, he de reconocer que, para mi decepción, esto ha
sido una constante en las novelas de Austen. Tan solo el señor Darcy de Orgullo y Prejuicio y, en menor medida,
el señor Knightley de Emma, han
supuesto una excepción. El resto de personajes masculinos principales de sus
historias han resultado para mi gusto planos y poco atrayentes.
Si
he de buscar una razón para justificar tantas carencias en Persuasión, quizá pueda deberse a que, siendo la última novela que
terminó antes de morir, quizá se sentía tan débil y desganada por su enfermedad
que no pudo permitirse desarrollar la historia con mayor complejidad. Como
resultado, ha quedado una narración que, sin ser mediocre o aburrida, sí se
siente más plana, breve y apresurada que las demás.
En
todas sus obras concurren una serie de tópicos repetitivos, como la aparición de
un personaje aparentemente encantador que encandila a todos solo para revelarse
al final que no eran tan perfecto e intachable como parecía, sino que resulta
ser hipócrita, falso y portador de turbios secretos; así como otro que parece
vivir bajo la sombra del anterior sin ser verdaderamente descubierto como
merece hasta el final, en el que prueba su valía y consigue el afecto de la
chica.
Por
ello mismo, es evidente que yo no iba a dejarme engañar por las buenas formas
de cierto personaje y que desde el principio sospeché que iba a ser descubierta
su verdadera personalidad tarde o temprano. Estaba claro que no era de fiar. Todo
efecto sorpresa que pudiera conseguirse en sus obras anteriores aquí ya resulta
inviable, pues Austen lo ha empleado en exceso.
No
obstante, si hay algo en lo que Persuasión
se diferencia del resto de sus obras es que la premisa inicial es ciertamente
distinta. Esta vez no se trata de una joven de apenas veinte años que sufre un
encaprichamiento inicial con otro hombre hasta que se da cuenta de que está
verdaderamente enamorada de otro galán algunos años mayor que ella que también
ha desarrollado sentimientos por ella en el más absoluto silencio. Por el
contrario, por primera vez nos encontramos con una protagonista que, no solo ya
está rozando la treintena (cosa que le agradezco enormemente porque me puedo
identificar más con su situación) sino que ella y su enamorado ya habían estado
juntos en un pasado y las circunstancias los habían separado temporalmente. Es
decir, el amor entre ellos no se va gestando a lo largo de la narración sino
que ya existía previamente.
Quizá
el cambio en la edad de su protagonista se deba a que la propia Austen estaba
ya muy entrada en la madurez. Quizá la ausencia de humor sea un reflejo del
dolor y la desdicha por la que estaba pasando debido a su enfermedad. Quizá, en
definitiva, las circunstancias en las que escribió esta obra, en el ocaso de su
vida, empañaron o modificaron lo suficiente su visión de la vida como para que
parte de eso se filtrara en cómo fue su última novela.
No
obstante, estas modificaciones en sus premisas habituales abren la puerta a una
interpretación ciertamente esperanzadora, que consistiría en que ni la edad, ni
una separación temporal significan que no podamos tener una segunda oportunidad
en el amor. Que nunca es demasiado tarde para hallarlo o, tal vez, para volver
a encontrarte con él de nuevo cuando ya lo creías perdido en el pasado.
Ahora que he terminado con las seis novelas, mi
ranking de Jane Austen podría quedar tal que así por el momento:
1-Orgullo
y prejuicio
2-Sentido
y sensibilidad
3-Emma
4-Persuasión
5-La
abadía de Northanger
6-Mansfield
Park